La mente mueve las piernas

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois EL TERCER TIEMPO

DEPORTES

28 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Nunca se está bien del todo, sin ninguna molestia mínima. Al final el ganador es el mejor, no hay más». Un día de diciembre, en una inusual semana de descanso en Pontevedra, Javi Gómez Noya rebobina con calma. Busca en la última década, y le cuesta encontrar un año en el que alguno de los grandes monstruos del triatlón mundial no estuviese mermado en alguno de los momentos decisivos de cada temporada. Un flato por el calor, un virus de difícil diagnóstico, una lesión que amenaza cronificarse, una caída, un resfriado en un viaje... Así avanzó su carrera, su vida, superando obstáculos. A veces las piedras en el camino consiguieron frenarle, pero nunca detenerle. La tormenta perfecta llegó tras Pekín. Despojado de una medalla que sus rivales le colgaron antes de tiempo, volvió a competir y se encontró con dos agitadores, mitad talento mitad descaro. Su cuerpo se reseteaba, su mente necesitaba oxigenarse tras la medalla que se había escapado y aceptó con elegancia la pujanza de Ali y Jonny Brownlee. Eran superiores, al menos entonces. Por el camino agrandó su leyenda, ganó el Mundial del 2010, se colgó la plata olímpica y se hizo más temible. El puzle encajó como nunca en la final de Londres 2013. Ese triunfo liberó su mente. Y su cabeza desató sus piernas. Se sintió superior y empezó a disfrutar de verdad de cada instante. Ese cóctel alumbró un triatleta aún más intimidante, más seguro de sí mismo. Así dibuja un inicio de temporada incontestable. La víspera de la carrera de Ciudad del Cabo, con la boca pequeña, admitía solo parte de los problemas con los que se enfrentaba a la segunda cita del Mundial. Y arrasó. ¿Faltó Alistair? «Nunca se está bien del todo, sin ninguna molestia mínima. Al final el ganador es el mejor, no hay más».