Grant Hackett, el último ángel en tocar la Tierra

La Voz

DEPORTES

01 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Esta semana, menos de un mes después de que Ian Thorpe, fuese ingresado para tratar sus problemas con el alcohol, Grant Hackett se presentó en la entrada del hotel Crown Casino de Melbourne en ropa interior. Estaba fuera de sí, pedía ayuda insistentemente a los trabajadores del establecimiento. Necesitaba encontrar a su hijo Jagger de cuatro años. El campeón olímpico de 1.500 metros libre en Sídney y Atenas se había despertado en su habitación y Jagger se había marchado. Su hija Charlize, sí estaba. Disfrutaba con ellos del fin de semana que le había sido otorgado en el régimen de visitas tras la separación de su mujer. Hackett, bajo los efectos del Stilnox, un potente fármaco para conciliar el sueño al que reconoce que es adicto, no se habría percatado del momento en el que el niño había abierto la puerta. Finalmente, Jagger apareció sano y salvo en otra planta del edificio.

Pero ese incidente fue la gota que colmó el vaso. Su familia lo envió en un vuelo a Estados Unidos para que lo internasen en una prestigiosa clínica de desintoxicación. Quieren limpiarlo del consumo de ese medicamento, que empezó a tomar durante su etapa en el equipo olímpico australiano cuando se recuperaba de una lesión en el hombro. «Es legal, pero su abuso puede provocar incluso alucinaciones y una fuerte adicción», explicaban esta semana en medios locales fuentes del entorno del deportista australiano.

Precisamente, entre los motivos del descalabro de Australia durante los últimos Juegos estaba -y así figura en las conclusiones de los responsables del equipo- «la ingesta abusiva de fármacos». «Tenemos que recuperar la imagen que tuvimos en el pasado, cuando había un aura especial alrededor del grupo», señala también el escrito. Lo que nadie tiene claro es si llegarán a tiempo para que en Río la selección aussie resplandezca de nuevo.