El santiagués Jaime Cabo, de 17 años, repite pretemporada con el Obradoiro
30 ago 2013 . Actualizado a las 20:02 h.Jaime Cabo, base santiagués criado en el Compañía de María, tiene el honor de, con solo diecisiete años, poder decir que está realizando su segunda pretemporada con el Obradoiro. Y es que Cabo está considerado por los de Moncho Fernández como una apuesta de futuro a la que empezaron a educar ya el pasado año con un convenio de beca deportiva.
El joven no se imagina, de momento, más allá de esta situación y ocupando el puesto que hoy tienen Luz, Sanz o el recién llegado Xanthopoulos. «Me encantaría estar en el Obra pero no tengo ni idea de si va a pasar algún día», declaró. De momento, se limita a analizar la plantilla desde fuera, de la que dice que «tiene muy buena pinta el equipo que han formado esta temporada, a pesar de ser prácticamente nuevo».
El pasado lunes comenzó su trabajo rodeado de los profesionales santiagueses. «Me hace mucha ilusión porque son todos buenísimos pero no por eso dejan de ayudarte e integrarte como uno más», afirma Cabo, que reconoce estar conociendo un sistema de trabajo totalmente diferente al de equipos de base, empezando por el tratamiento más a fondo de aspectos puramente técnicos. Aunque Jaime había confesado días atrás estar completamente recuperado de la mononucleosis que afectó a su rendimiento hace unos meses, en esta primera sesión con el equipo santiagués arrastró todavía secuelas de la misma, que le hicieron abandonar la cancha antes que sus compañeros. No parece grave ni algo impeditivo para que sea durante temporada uno de los estandartes del equipo júnior del Obradoiro, al que intentará llevar a Liga Gallega.
Sesiones de gran intensidad
Cabo no fue el único que pidió tiempo durante estas primeras sesiones matutinas a las órdenes de Moncho. Iñaki Sanz declaró entre risas al acabar el primer entreno: «Me habían dicho que la pretemporada era progresiva y que se podía llevar bien, pero con lo que ha sido hoy ya me entra un poco de miedo si sigue subiendo».
El navarro confesó haberse quitado todos los fantasmas con la vuelta al trabajo diciendo que «el verano fue duro, sobre todo julio, porque yo me moría por venir aquí y veía que no acababa de salir del todo». Ahora que ya no cabe duda de que Moncho vio algo en él, Sanz simplemente disfruta. «Vamos a sufrir, pero pasándonoslo muy bien», afirmó a modo de resumen anticipado de la pretemporada.
Quien no acusó fatiga fue Corbacho, que se reconoce con «un poquito más de aire» tras su trabajo con la selección. Ve en estos primeros días de actividad el momento de ir integrando a los nuevos según vayan llegando. Valoró en ese sentido la voluntad mostrada por Xanthopoulos: «Está aprendiendo nuestro idioma para facilitar la adaptación. Eso está bien porque parece que va a ser un jugador importante para nosotros», explicó el alero mallorquín.