«Es duro recoger sus pertenencias en el campamento base»

Eduardo Palacios LOGROÑO / EFE

DEPORTES

Alfredo García describe la tragedia del Gasherbrum I, en la que fallecieron el vigués Abel Alonso y dos compañeros

05 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El alpinista riojano Alfredo García se encuentra ya en un hotel en Skardu, la primera ciudad pakistaní que él y su expedición encuentran en un regreso a España muy amargo por pérdida de tres compañeros, entre ellos el vigués Abel Alonso, en la cumbre del Gasherbrum I, una tragedia de la que nunca podrá pasar página.

Así lo ha reconocido el riojano en una entrevista telefónica a la agencia EFE, en la que ha detallado parte de la «gran tragedia, una de las mayores del alpinismo español» que vivió «desde dentro, como en una película».

La expedición estaba compuesta por once montañeros que partieron de España a finales de junio para ascender al Gasherbrum I (8.068 metros), algo que habían previsto para mediados de julio.

Seis de los escaladores se vieron afectados por problemas gástricos en el campo base, y los otros cinco iniciaron la ascensión a la cumbre, aunque se separaron en dos grupos en el tramo final. Por un lado, Alfredo García y David López decidieron regresar cuando les faltaban menos de cien metros (en vertical) para la cima; por otro, Xevi Gómez, el gallego Abel Alonso y Álvaro Paredes decidieron continuar y tras llegar a la cumbre se perdió el contacto con ellos.

David López regresó horas mas tarde al campo base, el riojano se desorientó y pasó cuatro días solo a más de 7.200 metros de altitud -uno al raso-, mientras que el 26 de julio se dio por fallecidos a los otros tres.

Por eso, los alpinistas que ahora regresan lo hacen con «mucha tristeza», admite el riojano, aunque conscientes de que sus compañeros desaparecieron «haciendo lo que les gustaba» y «conocían los riesgos» que entraña este deporte.

«Hay cosas que son muy complicadas», desde llamar a las familias de sus compañeros a recoger sus pertenencias en los campos o realizar «innumerables» trámites burocráticos.

«No voy a pasar página nunca del todo, porque esto te marca, pero hay que pensar que la vida sigue», asegura el alpinista riojano, que ha reconocido que ya ha hablado de nuevos proyectos deportivos con un compañero, el vasco Pedro García, con el que ascendió el Everest.

Ambos tuvieron muchos problemas en el descenso de la cima más alta de la tierra, en mayo del 2010 y esa experiencia, reconoce, le ayudó a tomar la decisión de no subir a la cumbre del Gasherbrum I, aunque «fue raro» porque «en principio, yo no me iba a dar la vuelta». «Fue David (López) el que me dijo que estaba cansado y que bajaba y yo, en ese instante, quise continuar, pero me dio una mala sensación y me dije a mí mismo que no debía seguir, porque si lo hacía la iba a liar», afirma. En ese momento, relata, «haces cuentas, porque estábamos dentro del tiempo marcado, pero era un tramo técnico y sin cuerdas, en el que un error podía ser fatal y no quería volver a pasar por allí de noche».

Ese tramo, de ochenta metros en vertical «cuesta dos horas, más el tiempo que estás en la cumbre, y otras dos horas para bajar, con mucho cansancio» y por eso pensó que «la montaña va a seguir en el mismo sitio y se puede volver». Y así tomó la decisión de darse la vuelta, algo que en ese momento le pareció «banal», reconoce, pero que le salvó la vida.

También pasó dificultades en los días siguientes. «Sabía que había que bajar como fuese y, para eso, tenía que mantenerme en buenas condiciones, comer e hidratarme», concluyó.