La gran esperanza del fútbol brasileño se compromete con el Barcelona por cinco temporadas
27 may 2013 . Actualizado a las 12:08 h.Romario, Ronaldo, Ronaldinho Gaúcho. Y, ahora, Neymar. La gran esperanza del fútbol de Brasil para los próximos años se compromete con el Barcelona por cinco temporadas en una operación que rondará los cincuenta millones de euros y que le reporta al jugador una ficha de siete por cada curso. Lionel Messi ya tiene un nuevo socio.
Ayer, Vila Belmiro era un mar de lágrimas. Neymar da Silva Santos Júnior (Mogi das Cruzes, São Paulo, 1992) vestía por última vez la camiseta del Santos, contra el Flamengo. El Peixe, club de su vida, le regaló un vídeo de despedida. Su madre, Nadine Santos, una carta de despedida en la que decía, entre otras cosas: «Sea cual sea tu camino, estaré aplaudiéndote. Que mires atrás y sientas añoranza, pero no arrepentimiento. Que al pisar tierras extranjeras transmitas alegría y osadía. Yo, con mi poder de madre, te bendigo».
Mientras tanto, Neymar asegura que ha seguido los dictados de su corazón para elegir al Barcelona y recuerda cuándo lloró «de miedo y de alegría» al saber que iba a ser padre con solo diecinueve años de edad.
Pero existe otra vertiente mucho más prosaica del hombre llamado a ser el nuevo ídolo del fútbol mundial, y también es responsabilidad de Neymar da Silva. Pero el padre. Él es el que coordina las finanzas del jugador mejor pagado de Brasil, imagen de quince marcas comerciales, cuyo cuarenta por ciento es propiedad de una cadena de supermercados y que se llevará el diez por ciento de su propio traspaso.
Con el balón en los pies, es un producto puro de la cantera del Santos y tiene mejores números que Messi a su edad. Solo ganó una Copa en Brasil, pero se llevó la Libertadores y la Recopa sudamericana, con la selección fue campeón y pichichi sudamericano sub-20, y plata olímpica. Internacional absoluto, máximo anotador de casi todos los torneos que disputó y de la historia de la canarinha olímpica.
Sus múltiples episodios polémicos dentro y fuera del campo quedan ahora en segundo plano.