La furia del más grande

Paulo Alonso Lois
Paulo alonso lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Un final brutal lo ungió como el olímpico español más laureado

31 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Jamás se pone nervioso, le encanta entregarse a siestas interminables y hace del descanso su mejor gasolina. Tranquilo, sencillo y alérgico a los grandes titulares, David Cal esconde muy dentro la fiereza que exigen los grandes desafíos. Y esa garra de fenómeno irrepetible afloró en un final demoledor en el lago Dorney de Eton, al este de Londres, en la final del C-1 1.000 de los Juegos. Sexto al paso por el ecuador de la prueba, y quinto a falta de solo 250 metros, explotó en un final asombroso para ir rebasando rivales hasta colgarse la plata. Su gesta habla por él, su imagen desatada refleja la dura preparación que le había llevado a su quinta final olímpica.

Y allí, en Dorney, cinceló su imagen de deportista infalible en los grandes momentos, siguiendo siempre el exigente patrón que marca su inseparable entrenador, Suso Morlán. «Vuelve pronto», le susurró al despedirse antes de la final. Su quinta medalla, en su quinta prueba, lo convirtió en el más laureado olímpico español de todos los tiempos. Supuso el final de un viaje de 14.000 kilómetros, palada a palada, durante 3.500 horas de entrenamiento.

Un logro repleto constancia

La constancia y el talento de Cal, tan poderoso como estilista sobre la canoa, lo sitúan no solo por encima de las leyendas españolas en los Juegos Olímpicos, sino también como el palista con más medallas en barcos individuales de todos los tiempos. Recién cumplidos ya los 30 años, se permite mirar hacia Río de Janeiro para surcar aguas vírgenes, la búsqueda del sexto metal.

DAVID CAL PLATA EN C-1 1.000