Ricos, poderosos e infelices

José M. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Lucy Nicholson / Reuters

El espectacular proyecto de los Lakers firma su peor arranque desde 1978

05 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La paciencia no es una virtud que acompañe al entorno de los Lakers. Tras dos fracasos consecutivos, el aire se volverá más irrespirable en Los Ángeles si su gran emblema deportivo acumula más derrotas. Pocos equipos han arrancado una temporada con tanta presión y necesidad de ganar el título como el grupo que entrena Mike Brown. Quizá porque nunca se habían reunido en un mismo vestuario cuatro estrellas de tanto nivel o porque los Lakers tienen la plantilla más cara de la NBA (99,5 millones de dólares) y a tres de sus jugadores entre los nueve mejor pagados de la Liga: Kobe Bryant, con 27,8 millones de dólares, Dwight Howard (19,2) y Pau Gasol (19).

Son ricos -acaban de firmar un contrato televisivo que les reporta 120 millones de dólares anuales, pagarán otros 30 por excederse en el límite salarial y repartirán otros 49 con las franquicias menos favorecidas- y tienen más estrellas que nadie. De ahí que las tres derrotas en otros tantos partidos, que llegan después de otras ocho en pretemporada, hayan producido un cataclismo en Los Ángeles. Para colmo, el veterano Steve Nash (38 años), encargado de dirigir la orquesta, estará al menos diez días de baja tras sufrir una lesión en la pierna izquierda.

Los Lakers no habían iniciado un temporada de forma tan desastrosa desde 1978 y nada indica que a corto plazo sean capaces de mejorar la situación. El asunto no funciona, a pesar de que Kobe Bryant está en sus números (30 puntos de promedio); Howard, pese a que ha errado 19 de los 42 tiros libres que ha intentado, mejora tras perderse buena parte de la pretemporada; y Pau Gasol está a buen nivel (16,3 puntos y 12 rebotes).

Los Lakers son un coladero defensivo (encajan una media de 110 puntos por partido), lo que ha situado al ya de por sí poco querido Mike Brown en el punto de mira de todas las críticas. Y ha provocado la explosión de Kobe Bryant. «Dejadnos trabajar. Me estoy intentando morder la lengua para no llamarles idiotas, algo que acabo de hacer», declaró después de anotar 40 puntos, pero sufrir la dolorosa derrota frente a los Clippers (95-105).

Pau Gasol, feliz por permanecer en un equipo llamado a luchar por el título, también insistió en que «la situación no es alarmante», aunque, como casi siempre, realizó en público un sensato análisis de lo que le está sucediendo a los Lakers. El español se quejó de la falta de consistencia defensiva, del elevado número de balones perdidos (20) y de la aportación de los reservas de los Lakers: 16 puntos frente a los 46 de los suplentes de los Clippers. A Mike Brown se le agota el tiempo.