Apuntes en torno al empate

Vicente Leirachá
Vicente Leirachá PUNTO DE MIRA

DEPORTES

29 oct 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Creer en las posibilidades de tu equipo, al tiempo de valorar las del rival, es una condición que ayuda en la misión de cualquier entrenador, obligado a mantener sólida la moral de sus futbolistas y convencerles de la obligación de ganar, o no perder. Esta máxima, seguro que fue la que manejó Oltra a lo largo de la semana que, para el Deportivo, se cerró con el éxito del 1-1 en el estadio vigués de Balaídos, resultado que adquiere un alto valor para el deportivismo.

Primero: perder con el Celta en el derbi del sábado agudizaría la delicada posición del equipo coruñés en la clasificación, extendiendo el temor que, por ahora, parece controlado.

Segundo: un empate coruñés en Balaídos (lo mismo que el de los vigueses, en Riazor) aporta un valor añadido que da fuerza para abandonar la zona de peligro en la clasificación.

El entrenador coruñés calibró el valor del empate en el propio escenario, mientras otros estimaban que con un paso más al frente podría llegarse al triunfo. ¿Y si para el Celta caía un segundo gol favorable? Entonces el deportivismo se lamentaría por no haber tomado las medidas elementales con propósito de mantener el empate. Una de las decisiones tomadas por Oltra fue retirar del terreno de juego a Riki para dar entrada al portugués Nelson Oliveira y, así, el Deportivo aguantaría mejor los esfuerzos de un Celta que nos imaginábamos volcado hacia el final.

Nota censurable es la del comportamiento de Riki, quien llegó al banquillo mientras protestaba por su relevo: «Todos queremos jugar estos partidos?», vino a decir en un tono desabrido, olvidando que los compañeros que se encontraban allí también sentían ansias por saltar al campo. Además, y dicho sea de paso, hasta entonces Riki no había destacado más allá de simular tarascadas del rival, que costaron la expulsión del defensa central céltico Cabral. En algunos futbolistas profesionales sigue echándose en falta generosidad hacia el compañero, y deportividad con el adversario.