La pivote gallega es la jugadora con mayor autoridad dentro del vestuario de la selección
01 ago 2012 . Actualizado a las 17:37 h.Tres segundos para el final del partido que enfrentaba el lunes a la selección española de balonmano femenino con la de Francia, actual subcampeona del mundo. El partido está igualado a 18 goles y España dispone de la última posesión. El entrenador del combinado nacional, Jorge Dueñas, solicita un tiempo muerto. Quiere diseñar la jugada relámpago para optar a cerrar un merecido triunfo. Las jugadoras se reúnen nerviosas alrededor de su técnico. Todas quieren hablar a la vez y el caos se apodera por momentos de todo el grupo. De pronto, un grito intenso emerge del corrillo. «¡Callao!s». Y todas responden a la orden que soprendentemente no provenía del técnico, sino de una compañera, de la capitana Begoña Fernández.
La veterana pivote viguesa, quien reconoce abiertamente que solo jugará una o dos temporadas más al balonmano al máximo nivel, ostenta el liderazgo de un conjunto que esta tarde (20.30 horas) tratará de exprimir ante Dinamarca sus opciones de clasificarse para la siguiente ronda en los Juegos Olímpicos tras el tropiezo inicial contra Corea y el punto frente a las francesas.
La clave, el grupo
Pero Begoña Fernández no cree en ese tipo de protagonismos personales. Considera que lo trascendente es hacer un grupo sólido, compacto y que se lleve bien. «Esa es la clave de los resultados que hemos logrado hasta el momento y de que aún tengamos opciones de seguir adelante», reconoce la jugadora gallega. «Por encima de todo está el equipo», comenta.
A pesar de esto, es evidente que la viguesa no es una jugadora más para Jorge Dueñas. El seleccionador tiene confianza plena en la madurez de la viguesa y ella se la devuelve con responsabilidad.
Fija en la alineación titular del entrenador, la pivote no duda en irse al banquillo por voluntad propia cuando considera que no está para rendir al máximo. Sin que nadie le ponga problemas, ella misma cede el sitio a otra integrante del equipo español.
Órdenes a sus compañeras
Sucedió también en el complicado choque ante la selección francesa. Corría el minuto 18 de la primera parte y Begoña Fernández estaba encontrando con mucha facilidad espacios para practicar su juego entre la defensa rival, pero el ritmo trepidante del partido la estaba asfixiando. Por eso, en uno de los ataques de España, se dio la vuelta, miró al banquillo y se dirigió a Verónica Cuadrado para decirle que saliese a sustituirla. Nadie discutió la decisión.
Fija en el siete inicial, no duda en irse al banquillo cuando cree que no está al cien por cien