Tres de los cuatro equipos de la Final Four de Estambul, subrayan la idiosincrasia especial del deporte. Dos cuadros griegos, Olimpiakos y Panathinaikos, junto con el Barcelona Regal, dan frenesí a sus países, envueltos en una caótica situación económica y social. Y por encima de ellos, emerge la figura nuevamente de un CSKA, favorito, impoluto y que desea recuperar el cetro legado por Ettore Messina.
No han llegado los esperados. Quizás los dos conjuntos de Atenas sientan ya un privilegio por jugar en Estambul. Sin embargo, están aquí. Para desagravio de la hinchada turca, enloquecida por los dólares mal gastados esta temporada y con todo a favor. Patrocinador (Turquish Airlines), lugar designado (Estambul) y un imperio de ricos otomanos en busca de la Euroliga. Los rusos del CSKA han jugado excepcional, pero el Barcelona tiene a Juan Carlos Navarro. Ojalá sea esa final. Y el blaugrana se imponga al rojo.
Lo veremos el domingo.