Próximo destino: Angola

nino soto pontevedra / la voz PONTEVEDRA / LA VOZ

DEPORTES

Miguel Martínez, expreparador físico del Celta, trabaja con las Palancas Negras

24 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Miguel Martínez está escribiendo un nuevo capítulo de su odisea. El que fue preparador físico con el Celta de Hristo Stoichkov y el Athletic de Caparrós se ha convertido, desde el pasado mes de diciembre, en el segundo entrenador de la selección de Angola. Acaba de disputar la Copa de África con las Palancas Negras, y el combinado estuvo a un solo gol de acceder a los cuartos de final.

«Soy un assistant coach como se diría en Inglaterra», matiza. Forma parte del cuerpo técnico cuyo máximo exponente es Lito Vidagal, el primer entrenador. A sus 34 años, Miguel Martínez -oriundo del municipio pontevedrés de O Rosal y nacido en la ciudad canadiense de Toronto- pasa estos días en Galicia a la espera de que la federación angoleña le tramite su visado definitivo. De hecho, está a punto de embarcar hacia la excolonia portuguesa. El miércoles toca un amistoso contra Guinea-Conakri.

Oriundo del municipio pontevedrés de O Rosal, Miguel Martínez no le hace ascos a trabajar en África. Y no solo lo dice. Antes de aterrizar en Luanda, capital de Angola, el pontevedrés trabajó con Stoichkov y Antonio López -cogió las riendas del Celta tras la destitución de López Caro- en el Mamelodi Sundonws de Sudáfrica.

Fue el búlgaro el que le abrió las puertas de África. Antes de viajar al país de Nelson Mandela, también trabajó con el Athletic de Caparrós. «Al principio te impone porque no sabes qué te espera», sostiene. «Pero pronto te das cuenta de que es una experiencia que debes vivir y que te hace madurar».

En Sudáfrica, la tierra de Zakumi, mascota del Mundial, conoció a Lito Vidagal. «Tanto él como la federación de Angola sabían de mi trabajo y me dieron la oportunidad de echarles una mano en la Copa de África», precisa. Reconoce que a nivel cultural y deportivo «es diferente, pero todo es de sentido común». Trabaja con la presión de que debe aportar lo suyo para hacer progresar, en este caso, el nivel futbolístico de Angola. «Te fichan porque trabajas en Europa y esperan grandes cosas de uno. Lógicamente». Curiosamente, ayer mismo estuvo en la ciudad de Pontevedra y coincidió con Eduardo Domínguez, otro expreparador del Celta y del Deportivo que trabaja ahora en el Spartak de Moscú de Karpin. Los dos forman parte del grupo de investigación Hi20 de la Facultade do Deporte de la Universidade de Vigo.

Angola ocupa el puesto 83 de FIFA, 25 plazas más arriba que hace un año. «Algo está cambiando», subraya.

Una adaptación sencilla, un hotel como forma de vida y muchos informes

La adaptación a su vida angoleña fue sencilla, sin dramas. «Es una cultura deportiva diferente -asume-, pero ya venía de trabajar dos años en Sudáfrica». Y esa experiencia en Pretoria con el Mamelodi Sundonws fue también inolvidable.

En Luanda, Miguel Martínez reside en un céntrico hotel -con otros colaboradores de la selección-, y desde allí, se desplaza a las instalaciones de la Federación de Fútbol de Angola. A las nueve de la mañana ya está en su despacho. A las 12.30 horas, se interrumpe la elaboración de informes para luchar contra el apetito. «Paramos para comer algo, media hora -explica-. Y luego hasta las cinco de la tarde sigues a lo tuyo». Los fines de semana están ocupados. Toca ver partidos, ojear a jugadores y establecer contactos. La selección que disputó la Copa de África se confeccionó con 14 equipos de la liga angoleña y doce que juegan ligas europeas (Portugal, Grecia, Rusia...), incluyendo a Manucho del Valladolid.

Su habilidad con el inglés y el portugués también fue un plus para Miguel Martínez. «Asistía a las reuniones de la Confederación Africana de Fútbol ya que se conducían en inglés», indicó.

De momento, enriquece su trayectoria. «Con Stoichkov, Antonio, Fernando Vázquez, Lito Vidagal. Todo está siendo una experiencia maravillosa», señala.