Que no se vayan de rositas

DEPORTES

14 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Cardenal tiene por delante una tarea de titanes. Seguramente que un apasionado del derecho como él llevará tiempo haciéndose cruces con los disparates que se han cometido en España en el nombre del balón. Ahora le tocará lidiar con un problema de fácil arreglo legalmente (bastaría con exigir el cumplimiento de las leyes), pero de difícil aplicación por el miedo endémico que los políticos tienen a la mística del fútbol.

A Cardenal le toca poner orden en el desaguisado actual, pero cualquier solución que se adopte será en falso si no lleva aparejada la depuración de responsabilidades. Los dirigentes del fútbol han vivido en la impunidad. Con la complicidad del Estado han acumulado una deuda de 700 millones de euros con Hacienda, en lo que ha sido un tremendo desfalco a la ciudadanía y, aunque algunos no lo entiendan, al propio fútbol, que no puede funcionar al margen de las leyes. Si los culpables de la situación del fútbol se van de rositas, no habremos hecho otra cosa que incentivar la falta de rigor y de ética y, en definitiva, garantizarnos otra generación de dirigentes indecentes.