Andrés Guardado puso patas arriba el Mini Estadi. Dio los pases de los dos primeros goles del Deportivo y con un tanto de bandera, que al final sirvió para dar la victoria al Dépor sobre el Barça B, certificó de la forma más espectacular que su etapa gris terminó.
En plena salida de un contragolpe, cuando apenas acababa de rebasar la línea del centro del campo, levantó la cabeza y le pegó bombeado y con un efecto a un balón que el portero rival, algo adelantado, no acertó a sacar de su portería. Fue el mejor gol de este arranque de campeonato en Segunda División, pero, desde luego, es el que devuelve al mexicano al primer plano de su equipo.
Si el despliegue físico que aportó contra el Recreativo resultó destacable, anoche por fin se convirtió en el jugador decisivo que se intuía cuando llegó a A Coruña en el verano del año 2007. Por lo pronto, acabó con su sequía goleadora.
El de anoche es el primer tanto que marca en un año con la camiseta blanquiazul, pues no había vuelto a hacerlo después de transformar aquellos dos penaltis en el empate contra el Getafe de la tercera jornada del pasado campeonato, el 20 de septiembre, todavía en Primera División.
Guardado ingresa así en el selecto grupo de los goleadores de larga distancia del Dépor. Un elenco que comenzó a fraguarse en la temporada 39-40 con un tanto de Pedrito, que era defensa, contra el Ferroviaria de Madrid en la entonces Copa del Generalísimo.
Djukic, en Albacete
Más recientemente, el 18 de junio de 1995, una semana antes de la final de Copa que el Deportivo ganó al Valencia (primer título oficial blanquiazul), los coruñeses ganaron por 8-2 en Albacete, mandaron a los manchegos a la promoción contra el Salamanca y, de paso, salvaron al Compostela. Aquel día Djukic abrió el marcador de falta desde más allá del mediocampo. El portero del Albacete era José Francisco Molina, que ese mismo verano se incorporó al Atlético de Madrid, con el ganó la liga y la Copa del Rey en la temporada 95-96, y que posteriormente jugó en el Dépor, desde el verano del año 2000 . Cuatro años después, el 9 de mayo de 1999, en un Deportivo-Athletic (1-1) en Riazor, Donato empató para los coruñeses en el minuto 84 con un gran disparo justo desde el centro del campo.