El dilema moral de Baréin

Christian Hollmann BARCELONA, BERLÍN / DPA

DEPORTES

La FIA decide hoy si recupera el gran premio, como quiere Ecclestone, o rechaza su celebración y acepta las advertencias de los defensores de los derechos humanos

03 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Moral o dinero. La votación hoy en Barcelona sobre la reincorporación al calendario del Gran Premio de Baréin sitúa a la fórmula 1 en un dilema. El consejo mundial de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) decidirá si se pliega al deseo de Bernie Ecclestone, ansioso de petrodólares, o si hace caso a las advertencias de las escuderías y de los defensores de los derechos humanos y rechaza su celebración. «Si hay paz y todos son felices, estaremos encantados de correr allí», dijo Ecclestone.

Hoy se debatirá si la carrera, prevista inicialmente para el 13 de marzo, se celebra el 30 de octubre. El Gran Premio se suspendió en febrero por los disturbios políticos que llevaron a que se decretara el estado de emergencia, que se levantó el miércoles. A pesar de ello, prosigue la preocupación por la seguridad y la incertidumbre sobre la situación real del país. A esto se añaden las pocas ganas de los equipos de prolongar dos semanas más el campeonato, porque en caso de reincorporar a Baréin, el primer Gran Premio de la India se trasladaría al 11 de diciembre. «Algo completamente inaceptable», según Ross Brawn, director de la escudería Mercedes.

Mucho dinero

Pero para Ecclestone es una cuestión de mucho dinero. Tras la cancelación, el británico perdonó generosamente a Baréin la cuota por la celebración de la primera carrera del año, pero ahora podría recuperar el dinero. Los indios no tienen problemas con el cambio de fechas y además organizarían la última carrera del año.

«Si quieren venir, estamos listos», aseguró Zayed Rashed Al Zayani, jefe del Circuito Internacional de Baréin. Y tranquilizó: «Todo está otra vez calmado, la vida ha regresado a la normalidad». La organización a favor de los derechos humanos Human Rights Watch tiene otra opinión. En una carta al presidente de la FIA, Jean Todt, y al jefe de la asociación de equipos, Martin Whitmarsh, alertó del peligro del regreso a Baréin. Y es que muchos de los trabajadores del circuito fueron arrestados en el marco de las protestas, y su destino es aún incierto.

Eso sí, la fórmula 1 quiere tomar distancia con el debate político. «Nosotros nos dedicamos al deporte. Si hay que ir, iremos; si no, no. No nos ocupamos de asuntos en los que no podemos influir», dijo Whitmarsh la pasada semana. Su segundo en la asociación de equipos, Eric Boullier, responsable a su vez de Lotus-Renault, tampoco opinó: «Prefiero no entrar en la discusión política». El motivo de no entrar en el debate es tan simple como que ningún equipo quiere espantar a los acaudalados inversores árabes con declaraciones altisonantes.

Eso sí, aunque la FIA decida en contra de viajar este año a Baréin, es seguro que se regresará en el 2012. «Es un lugar fantástico al que la fórmula 1 debe ir», dijo el jefe de la escudería Ferrari, Stefano Domenicali.