La mano que dibujó las líneas del triunfo. Adrian Newey( Stratford-upon-Avon, 1958), director técnico de Red Bull, es el mago de la aerodinámica del gran circo. Christian Horner, el jefe de equipo, dice de Newey que es «el director de orquesta» de la escudería austríaca. Antes había llevado la batuta en Williams y en McLaren, a los que también condujo a la gloria en el Mundial. Y, del mismo modo, domando el viento.
Newey, ingeniero aeronáutico, cobra unos nueve millones de euros al año. Pero seguramente fueran los mejor invertidos de los 123,2 millones que invirtió en el equipo en el 2010 Dietrich Mateschitz, el magnate de la bebida energética que da nombre a la escudería. Newey sacó partido a un gran presupuesto partiendo de un tablero de dibujo. Porque a él le gusta gestar sus ideas a la antigua, dejando el ordenador para posteriores pasos del proceso.
En su carrera ha vivido el éxito, pero también la tragedia. Ayrton Senna perdió la vida en uno de sus monoplazas. Newey fue acusado de homicidio involuntario por la muerte del brasileño después de que se determinara que el piloto perdió el control debido a una rotura de la barra de dirección del monoplaza. Finalmente, logró la absolución.
Después de lograr el más difícil todavía, de crear otro coche a batir, Newey asegura que todavía tiene hambre de triunfo en este deporte. Y se divierte cuando alimentan los rumores de que McLaren es el último equipo de los grandes que presentará su monoplaza del 2011 porque guarda un as en la manga y sus responsables intentan que ningún rival pueda copiarlo. «Esa es la gracia y la magia de la fórmula 1», dice. Y el mago es él. Newey.