Llorente saca brillo al plan B

La Voz MADRID/COLPISA.

DEPORTES

10 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Rendido a una evidencia que lo trajo de cabeza, el seleccionador lituano dio con la clave en la noche salmantina. «A España le faltaban jugadores muy importantes pero ha tenido otros recursos. Llorente es un extraordinario rematador». El resignado Raimondas Zutautas comparte opinión con Vicente del Bosque. «Fernando nos permite disponer de una posibilidad más de juego que supimos aprovechar», reflexionó el técnico en las entrañas del Helmántico, donde España se confirmó como sólido líder de grupo en la clasificación para la Eurocopa de Polonia y Ucrania en el 2012. Si gana el martes en Escocia, puede convertir el camino en un plácido paseo.

El seleccionador español tiene en alta estima al delantero del Athletic, a quien hizo debutar en un duelo ante Chile jugado hace algo menos de dos años en Villarreal. Hasta ahora lo ha considerado una alternativa perfecta, un ariete clásico, muy distinto a Villa y Torres, de los que escasean por el mundo. Empuja a los centrales en su área y es clave para romper una zaga tan encerrada como la lituana. Con Llorente, España tiene un plan B, un tipo de delantero del que no disponen, por ejemplo, el Barcelona y el Real Madrid. Sin renunciar a su estilo innegociable, España puede buscar con él un juego más directo y práctico.

Siempre a la sombra de Villa, de Torres y en su día hasta de Dani Güiza, a sus 25 años Llorente ha madurado tanto que quizá haya entrado en el equipo para quedarse. Las comparaciones son odiosas pero inequívocas. Con seis goles en 11 partidos, presenta un promedio mucho mejor que El Niño, autor de 26 tantos en 81 encuentros. El pamplonés criado en Rincón de Soto (La Rioja) alcanza 0,54 goles por choque, frente al 0,32 de Torres. Raúl tampoco se le acerca, con ese 0,43 que le otorgan sus 44 tantos en 102 compromisos. Tampoco Butragueño o Julio Salinas dan ese nivel. Solo Morientes, Villa y los míticos Di Stéfano y Zarra lo superan.

Tres veces titular

«Para lo poco que he jugado, he hecho bastantes goles», bromeaba, ufano, tras su exhibición frente a los lituanos. Si se atiende a los minutos jugados, el balance realizador de Llorente es extraordinario. Titular solo en tres de esos once encuentros, apenas ha disfrutado de 364 minutos, a una media de 33 por duelo.

No ha jugado nunca un partido completo y, aproximadamente, sale a gol por hora. «Sabía que el compromiso ante Lituania suponía una gran oportunidad para mí», reconoce Llorente. «Ojalá estos goles sirvan para quedarme en el equipo. Trabajo muy duro para estar siempre aquí, pero no es nada fácil. El mío es un puesto muy complicado y específico. Hay grandes jugadores que ya están y que vienen por detrás».

Evita polemizar sobre si se merece la titularidad más que Torres, sin continuidad en los últimos meses por culpa de las lesiones. «Lo importante es que los que salgamos marquemos y ayudemos al equipo», insiste. Poder superar algún día a Villa, parece una quimera. «El ritmo de David es enorme, muy difícil de seguir».

El Mundial de Sudáfrica supuso un antes y un después la carrera internacional del gigante de Lezama. «Salir desde el banquillo en el partido ante Portugal, hacerlo bien y clasificarnos para cuartos me dio mucho ánimo, me hizo sentir orgulloso». Ciertamente, en la Copa del Mundo se le vio mucho más activo e integrado que en la Copa Confederaciones del año anterior.

Sin saberlo, Llorente hizo historia en Salamanca. Hacía una década desde que otro jugador del Athletic marcó por partida doble con la selección. Fue Ismael Urzaiz, autor de dos de los tres goles a Polonia en Cartagena en el año 2000.