El triste adiós de un director controvertido

F. Pastor REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

03 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Álvaro Pino (Ponteareas, 1956) anunció antes de la Vuelta que se bajaba del coche. Ya no estaría más al otro lado del pinganillo. Seguramente entonces no imaginaba un adiós tran triste, con el Xacobeo muerto y con los casos de Ezequiel Mosquera y David García.

Pino fue el último gallego en ganar una Vuelta. La conquistó en 1986 con el Zor. Encontró su hábitat en esta carrera, donde ganó cinco etapas. Los aficionados lo recuerdan con ese punto de mal genio y arrogancia que mantuvo como director deportivo. La que ya demostró en el Kelme, al que transmitió su instinto de ataque desde 1992 hasta 1999. Años más tarde la operación Puerto mancharía la historia del equipo, dirigido entonces por Vicente Belda, y muchos de sus nombres. Esa sombra rozó también a Pino.

Pino se incorporó al Phonak en el 2002. Repescó a Óscar Pereiro de Portugal. Y volvió a abrirse paso en el pelotón. Pero los positivos de Santi Pérez y Tyler Hamilton por transfusión desataron la tormenta. El asturiano se dopó durante la Vuelta. Y el americano dio positivo dos veces. Primero, en la muestra A de crono de los Juegos de Atenas donde ganó el oro para su selección. No se pudo comprobar por el mal estado del frasco B. Posteriormente volvió a ser cazado en la ronda española. Pino fue despedido del Phonak en el 2005. Fue un lavado de imagen ante las presiones de la Unión Ciclista Internacional (UCI) para obtener su licencia ProTour. «El dueño, Andy Rihs, decidió dotar al Phonak con una nueva dirección hacia un futuro duradero, seguro, exitoso y convincente desde un punto de vista ético», rezaba un comunicado de la formación. «Es un atropello de la UCI», dijo el gallego, sin pelos en la lengua. Sin Pino, en la grande boucle del 2006 Floyd Landis, líder del Phonak, travistió de épica la testosterona para robar el amarillo a Pereiro.

Siempre soñó con dirigir un Euskaltel gallego. Y se convirtió en el director del Karpin Galicia. La Asociación Internacional de Equipos Ciclistas lo cuestionó en un acta de una asamblea general del 2006 junto a otros directores como Igor González de Galdeano y Vicente Belda por su supuesta vinculación con casos de dopaje. No sucedió nada y siguió al frente del equipo gallego. De nuevo fue el gran animador de la Vuelta, la lanza de los modestos. Pero en el 2009 la polémica llamó a su puerta. Tuvo un choque frontal con Xoán Manuel Rodríguez Bastida, médico del Xacobeo. Lo apartó en plena Vuelta. El sustituto fue Alberto Beltrán, doctor de pasado turbio. La UCI exigió el despido de Beltrán. Pasó página y ahora parecía despedirse en lo más alto. Pero los caminos del ciclismo son inescrutables. Y tortuosos.