Menudo día para el ciclismo y para el deporte español en general. En un día en el que el protagonismo tendría que haber sido para el Mundial de contrarreloj, los casos de dopaje casi han tenido más repercusión que la huelga del miércoles. Y para colmo, ha llegado la confirmación de que el equipo ciclista gallego no seguirá en el pelotón; esto es una verdad, un hecho que nos temíamos pero no nos acabábamos de creer. Hasta que la verdad nos ha bajado de la nube.
Creer, un acto de fe es lo que quieren que hagamos los ciclistas involucrados en los escándalos de ayer. Los dos gallegos se declaran inocentes, pero el producto está ahí. Es que precisamente el caso de Contador deja claro que en los controles sale todo, hasta casi lo que te echaron en el primer biberón. Por tanto, negar que se ha tomado algo que ha aparecido en un control me parece una táctica equivocada si se pretende quedar como inocente. Más aún si se trata de un producto que no lo fabrica el cuerpo, no aparece por sorpresa o no te lo tomas por equivocación; un producto que no se compra en cualquier sitio sino que es de uso hospitalario y se obtiene, como tantos otros dopantes, en el mercado negro.
En cambio el madrileño ha cogido el toro por los cuernos y ha reconocido lo innegable, que el clembuterol estaba en su orina. Pero no voluntariamente ni con intenciones dopantes, sino por la intoxicación en un solomillo que le trajeron de Irún por encargo de su cocinero. Siguiendo con el creer, Alberto cree que sus argumentos serán suficientes para que no le caiga sanción. Los argumentos de que solo aparece el producto ese día y la ínfima cantidad juegan a su favor. Pero a saber lo que cree quien debe sancionar; si cree a Alberto, borrón y cuenta nueva. Pero aún en ese caso, la bomba ya estalló ayer y serán muchos los que ya no se crean nada del ciclismo.
¿Y creemos en el sistema de controles a ganaderos? Porque este caso ha despertado otro que puede crear alarma social; está el efecto colateral, el que en un solomillo comprado al azar haya aparecido clembuterol, a saber la de filetes contaminados que nos estaremos comiendo.