El día en el que el pelotón se escapó

Mariluz Ferreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

Una fuga de 56 ciclistas sitúa a Arroyo segundo del Giro, resucita a Sastre y entierra a Vinokourov y a Evans

20 may 2010 . Actualizado a las 02:59 h.

En el kilómetro 25, el pelotón se escapó de la maglia rosa. Así fue como resumió Paolo Bettini en la RAI lo sucedido ayer, el día en el que el Giro tembló por el azote de una escapada de proporciones bíblicas. Más de cincuenta corredores se embarcaron en una emboscada para seguir el espíritu de Walkowiak, el de las fugas que, camufladas entre un halo de locura y otro de irrealidad, abaten la lógica y las previsiones. Detrás, el líder, Alexander Vinokourov. Y una gran nube de aspirantes: Cadel Evans, Ivan Basso, Stefano Garzelli, Vincenzo Nibali... El primer grupo llegó a rodar a casi 18 minutos del segundo. Finalmente, logró más de doce. Un mundo suficiente para dar un vuelco a la general. El australiano Richie Pote se vistió de rosa. David Arroyo (Caisse d'Epargne) ascendió al segundo puesto. Y Carlos Sastre, que parecía haber quedado hundido en el barro de Montalcino, resucita para volver a la lucha superando a Vino, Evans y Basso. El Giro, en sus 262 kilómetros de camino hacia L'Aquila, sufrió su propio seísmo.

Fue un drama para los italianos, que repetían: «¿Por qué no reaccionó Liquigas de Basso? ¿En qué pensaban los hombres de Evans y Vino? ¿Cómo ha podido ocurrir?». Y se respondían a sí mismos: «Pasó porque ha sido una etapa histórica, como las de antaño». Porque Sastre se llevó consigo a tres corredores del Cervélo: Tondo, Gustov y Wyss. Porque el Caisse d'Epargne situó al lado de Arroyo a Amador, Jeannesson, Kiryienka y Losada. Porque Wiggins se arropó con tres compañeros del Sky. Y, porque, pese a la denostada y omnipresente radio, la reacción y la organización de los agraviados por la fuga fue pobre y tardía.

Con el empuje del Caisse d'Epargne y el Cervélo en un trazado sinuoso, la espina dorsal de la general acabó rompiéndose. Se reescribió la carrera. Con entierros impensables y resurrecciones inesperadas. Como apuntó Arroyo, «esta etapa será recordada como la que marcó el Giro 2010». Vinokourov cruzó la meta con la cara desencajada, entre Evans y Basso. Los tres finalizaron a 12 minutos y 45 segundos del vencedor.

Un líder de Tasmania

El Giro cuenta ahora con un líder exótico, acorde con el extraño desarrollo de la última etapa. El tasmano Richie Porte, del Saxo Bank, se vistió de rosa. Porte, como Iván Raña, fue tentado por el ciclismo después de pasar por el triatlón.

Porte encabeza la clasificación. Pero son otros los nombres que han ganado peso en las quinielas de cara al triunfo final. «El único hombre peligroso de la fuga era Carlos Sastre», sentenció Basso. Seguramente el italiano pensaba en esa última semana del Giro, en la que se abrirán las puertas del infierno de la alta montaña.

Hoy los corredores afrontarán una etapa de 206 kilómetros entre las localidades de Cittá Sant'Angelo y Porto Recanati. El perfil cuenta con tres puertos de tercera categoría. Probablemente el hombre de la magli a rosa no perderá de vista al pelotón.