Claro que añoro, y mucho, aquellos partidos de la máxima rivalidad tal como se calificaban tanto si el rival del Deportivo era el Racing ferrolano o el Celta. Daba lo mismo uno que otro, porque bastaba saber que se iba a jugar uno de aquellos partidos para que en el ambiente se notase una efervescencia general. Ya el escenario fuese Riazor, como el Inferniño o Balaídos. Que el encuentro correspondiese a la Primera o la Segunda División no rebajaba en nada la expectación. Los ferrolanos respondieron siempre, igual que los vigueses, en lo que al número de seguidores se refiere, desplazándose en masa. También los deportivistas si al Deportivo le correspondía el papel de visitante. Surge el tema porque estos días se baraja la posibilidad de que el sorteo de Copa enfrente al Celta y al Deportivo. Los medios recogen el deseo de jugadores y aficionados, favorables a ese enfrentamiento. Los técnicos, menos, sobre todo Lotina, que me hizo recordar a Sánchez Pizjuán, del que el propio Del Nido dice que fue el mejor presidente en la historia del Sevilla. En una ocasión, a Sánchez Pizjuán le preguntaron si él apoyaría una iniciativa del gobernador civil de Cádiz para que Andalucía contase con más equipos en Primera División y dijo: «El rival más próximo lo quiero de Despeñaperros para arriba. Mire usted, si jugamos en Jaén llevamos detrás a dos o tres mil seguidores y, si perdemos, la misma noche del domingo no me dejan dormir y, durante toda la semana, me amargarán los días. En cambio, si perdemos en Riazor o Balaídos, por ejemplo, el enfado durará el lunes, pero no más allá del martes. ¿Usted me entiende?».
Ayer le comentaba esta anécdota al paisano, quien, al momento, dijo que él entendía perfectamente al desaparecido presidente sevillista.