Un coche diseñado por el mago de la aerodinámica

M. F.

DEPORTES

20 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La evolución es para los poderosos. Cuando la fórmula 1 mantiene sus normas básicas, las legiones de las escuderías como Ferrari y McLaren aplican todo su potencial para limar un poco más el trabajo de años. Eso ha pasado en los últimos años. El folio en blanco es para los audaces. Eso ha sucedido en el 2009. En esta temporada los genios se dedican a pescar en las aguas de la revolución del reglamento. Y el arranque del Mundial ha pasado de ser una batalla de equipos ilustres o de pilotos con galones para convertirse en una partida de ajedrez entre ingenieros y una lucha contrarreloj para los mecánicos. En ese escenario han movida ficha dos viejos rockeros : Ross Brawn y Adrian Newey, el director técnico de Red Bull.

Newey (Stratford-upon-Avon, 1958) es uno de los magos del diseño y de la aerodinámica de la fórmula 1. Trabaja en un tablero de dibujo y no con un ordenador para plasmar en el papel sus ideas lo más rápido posible. Y ni extrajo petróleo de la laguna legal del difusor ni se entregó al ancla del KERS. Así, newey, se centró en trazar las líneas de un nuevo coche sin basarlo en ninguno de estos dos elementos. Sostiene que a un coche diseñado para carecer de KERS puede añadírsele luego este elemento, pero que un monoplaza pensado para llevarlo sufre enormemente cuando se opta por no utilizarlo, como sucede en el caso de Ferrari.

Túnel del viento

Siempre ha tenido claro que en la última época de la fórmula 1 la aerodinámica ha sido la clave. Es un piloto frustrado. Pero tuvo que conformarse con vencer como ingeniero precisamente gracias a sus regates aerodinámicos. De hecho, en este invierno priorizó el desarrollo de pruebas en el túnel del viento y dejó menos margen a los test en pista. Así logró un coche muy compacto y veloz. La gran duda era la fiabilidad, que queda despejada de momento con un brillante doblete bajo la lluvia del circuito de Shanghái.

Newey siempre ha aportado soluciones imaginativas para arañar décimas en cada vuelta. Fue el padre de la famosa aleta de tiburón, un elemento que acabaron incorporando a sus coches otras escuderías. Como Brawn, es un clásico que resurge de sus cenizas. Con Williams conquistó cuatro títulos de pilotos y cinco de constructores desde 1991 hasta 1997. Aunque en su trayectoria hay un gran borrón, una parte oscurecida por la tragedia. Él decidió realizar variaciones en la columna de dirección que se rompió en el coche de Ayrton Senna justo antes del accidente que le costó la vida al mito brasileño.

Fue fichado por Ron Dennis para McLaren a golpe de talonario. Con él, Mika Hakkinen ganó dos campeonatos mundiales. Llamó a su puerta la tentación de Ferrari y de Jaguar con ofertas millonarias que rechazó. Pero después vivió diez largos años de sequía, alejado de la gloria del podio.

Pero, en el año de las novedades, Newey ha vuelto a la carga. Además, amenaza con mejoras. El cerebro de Red Bull ni siquiera pudo festejar con Sebastian Vettel y con Mark Webber el doblete de su equipo. Suspendió su viaje a China porque necesitaba seguir trabajando en el nuevo difusor trasero que incorporará su monoplaza. Otro movimiento de Newey en el nuevo tablero de la fórmula 1.