El último vuelo de Pauleta

DEPORTES

El delantero portugués anuncia su retirada del fútbol profesional a pesar de las ofertas que ha recibido, porque cree que ha llegado el «difícil momento de parar»

18 nov 2008 . Actualizado a las 09:17 h.

Si naces en las Azores y quieres llegar a conquistar mundo, no queda más remedio que volar. Así lo hizo Pedro Miguel Carreiro Resendes (Ponta Delgada, 1973). Planeó sobre los campos de fútbol celebrando goles. Saltó a España. Y alcanzó Francia en su futbolística migración. Dice que entrenándose quizás en un mes volvería a estar a un nivel aceptable para competir. Y que ha recibido ofertas de clubes de Europa, del Golfo Pérsico y de Estados Unidos. Pero su viaje acabó ayer. El delantero anunció su retirada. «Ha llegado el difícil momento de parar», indicó en una entrevista publicada por el diario francés Le Parisien .

Pauleta comenzó con un vuelo rasante. El União Micaelense, en sus islas, fue su primer trampolín. Después recaló en el Estoril. Fue Juan José Hidalgo, entonces presidente del Salamanca e inmerso en una vorágine de fichajes portugueses, el que le abrió las puertas del fútbol español. El punta desembarcó en Segunda División y jugó dos temporadas en esta categoría.

A continuación, aterrizó en Deportivo, jugó bajo la alargada sombra de Bebeto, que enfrió la grada para Pauleta. «En A Coruña esperaban una estrella, un nuevo Bebeto y yo no lo fui», explicaba cuando triunfaba en Francia. «Unos siempre son más amados que otros», añadía con resignación. En el equipo blanquiazul no encontró ni los minutos ni los goles que buscaba. Riazor no perdonaba sus errores.

Fichó por el Girondins de Burdeos. Allí explotó. Se reivindicó con puras cifras. Se convirtió en el máximo goleador de la Liga francesa. Y siguió por esa senda en su siguiente equipo, el Paris Saint Germain, su club. En París vio la luz. Abandonó sombras pasadas. Engordó su palmarés. Recibió el favor del público y de sus colegas, ya que fue elegido por ellos como el mejor jugador del campeonato.

En la selección, como en el Dépor, encontró barreras intangibles. La afición prefería a Nuno Gomes. Pero disputó dos Mundiales y dos Eurocopas. Superó a Eusebio como máximo goleador de Portugal. Ganó la batalla matemática, pero nunca contó con el carisma y el fútbol efervescente de Eusebio, Figo o Cristiano Ronaldo. Era su sino.

Hay dos águilas de las Azores. La de la bandera. Y Pauleta. La segunda toma tierra tal y como voló. Suavemente, sin acrobacias.