Un Zaragoza práctico se deshace del Santander

La Voz AGENCIAS | SANTANDER

DEPORTES

ESTEBAN COBO

Los locales hicieron aguas sin el dúo Munitis-Zigic

10 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

El Zaragoza se impuso a un Racing absolutamente romo en ataque, pero que llevó el peso del partido, hasta que Diego Milito aprovechó la primera ocasión del cuadro maño, para que luego sentenciara Lafita al contragolpe. Y aún pudo ser mayor la ventaja del Zaragoza, pero Toño le paró un penalti a Diego Milito, que hubiera supuesto el tercer gol del Zaragoza. Al final dos goles de los hombres de Víctor Fernández, que sólo hicieron tres disparos entre los tres palos, incluido el penalti. Muchas dudas ofrecía el Racing ante la difícil visita del Zaragoza, al no poder contar con sus dos hombres más desequilibrantes en ataque, los sancionados Pedro Munitis y Nicola Zigic, sustituidos por el joven canterano Juanjo Expósito y el centrocampista Balboa. Con estos mimbres el conjunto cántabro se veía obligado a cambiar su estilo de juego, abandonando los balones en largo con los que habitualmente busca a Zigic, para tratar de conducir el juego con pases más cortos y abriendo el juego a las bandas. Por su parte, el Zaragoza salió muy conservador y aunque se defendía sin demasiados apuros por su buena presión, cedía la iniciativa al Racing, de Santander sin conseguir superar su línea de medios. Tras el descanso el Zaragoza continuó fuera del partido, no acertaba a dar tres pases seguidos. Hasta el minuto 60, en el que Aimar inició una carrera sin encontrar oposición hasta la frontal del área, donde cedió a su derecha para que Diego Milito cruzara al poste derecho de la portería de Toño. Carencias ofensivas Con el marcador en contra y el Zaragoza defendiendo su ventaja, las carencias del Racing en ataque si hicieron aún más obvias, porque a la falta de finalización que habían mostrado hasta entonces añadía ahora precipitación en pases y lanzamientos. Y a falta de diez minutos, Ángel Lafita, recién entrado en el campo, marcaba su primer gol en Primera División, culminando su internada personal, para la que le había habilitado Ponzio con un buen pase. El 0-2 se antojaba definitivo y lo fue.