El norteamericano alcanza el liderato gracias a la caída de Zabriskie
05 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.La maldición del equipo CSC en la contrarreloj por equipos parece no tener fin. La caída del líder, David Zabriskie, le dejó el camino libre a Lance Armstrong, que volvió a vestirse de amarillo 334 días después de la última vez que lo portó, en el 2004 en Paris. El CSC tuvo muchos problemas el año pasado y de nuevo en esta ocasión se mascó la tragedia en el equipo danés. Estaba en tiempos de ganar la etapa, el Discovery sólo le aventajó en dos segundos en la meta, y perder un corredor pletórico de forma, un especialista contra el crono, resultó un golpe moral irreparable. Así que el CSC se quedó sin etapa y sin liderato. Viendo los rostros desencajados de muchos de los componentes de los equipos que se jugaban el triunfo se hace más patente la injusticia de que los tiempos de la contrarreloj no resulten reales. Cuando se ve a Pavel Padrnos, George Hincapie y Popovych dejar cortados a sus compañeros en el último kilómetro, Armstrong incluido, y tener que aflojar un ritmo brutal, se entiende menos esa decisión. Cuando se le escucha a Óscar Sevilla balbucear, roto por el esfuerzo, que Ullrich los soltaba a todos de rueda. «Se salía, iba muy, muy fuerte». Los tiempos reales entre los cuatro primeros equipos no fueron excesivamente amplios. CSC perdía 2 segundos, mientras que el T-Mobile se iba a los 35 y un excelente Liberty sólo cedía 53. Discovery entró con todos sus corredores en la meta. Johan Bruyneel aprendió en la escuela de la Once, con Manuel Saiz, que sólo perdió a Vicioso como preparar esta prueba. Armstrong se alió con el diablo para poder ganar. Las cargas de trabajo en una contrarreloj por equipos se reparten mucho mejor si se logra compensar el esfuerzo con los corredores que se tienen, aunque haya diferencias entre ellos. El CSC lo tenía todo controlado para llegar con seis corredores. Habían perdido a Roberts, Sastre y Lombardi. El accidente de Zabriskie les dejó en una situación complicada. Les quedaban cinco corredores y precisamente el quinto es quien daba tiempo a todo el grupo. La igualdad entre los mejores equipos de este Tour fue tal que en todos los puntos intermedios marcaron el mismo tiempo. Sólo después de 67,5 kilómetros afloraron esos dos segundos, insignificantes después de tantos kilómetros, pero que sirvieron para coronar a Lance Armstrong. Un sorprendente Liberty El T-Mobile también se metió en esa lucha, lo mismo que un sorprendente Liberty, que volvió a dejarse ver en una especialidad que siempre se les ha dado bien. Manuel Saiz apostó por perder el menor número posible de efectivos y lo consiguió. Lo más importante es que todo el grupo parece haber recuperado la moral. Illes Balears entró con los cinco hombres que eran necesarios en la meta, entre ellos Valverde y Mancebo, y se situó donde Unzue esperaba. Euskaltel y Saunier trataron de sobrevivir en un mundo que no dominan y que tampoco les interesa. Armstrong sale de las dos primeras contrarrelojes con 1?min 21?s de ventaja sobre Vinokourov y 1?min 26?s sobre Basso, dos hombres peligrosos que están relativamente cerca. En T-Mobile tendrán que decidir que es lo que hacen en carrera, con un Vinokourov que está demostrando con hechos que se encuentra mejor que Ullrich.