La hormiguita del Eibar

Pedro J. Barreiros REDACCIÓN

DEPORTES

PACO RODRÍGUEZ

El mediapunta, que estrelló un disparo en el larguero ante el Madrid, afirma que no recuerda su último tanto. «Hace tanto tiempo... Es que en Segunda los goles están carísimos», dice

08 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Paco Corredoira tiene espíritu de fondista y se nota. Empezó en el Vilalbés y se formó en el Compostela, pero su carrera, al igual que su menudo físico, engaña. Con el Eibar, en el último duelo de Copa ante el Madrid de los Pavones, fue de los mejores y estuvo a punto de sorprender al infranqueable Casillas. «No soy habitual en los disparos de larga distancia, pero no veíamos soluciones para batirle, lo habíamos intentado todo y si ese disparo hubiera salido un pelín más bajo... Hace tanto tiempo que no marco... Es que en Segunda los goles están carísimos», reconoce. El primer deporte de Corredoira fue el atletismo. Estudió con los Franciscanos de Lugo y se especializó en los 3.000 metros. Allí coincidió con otros futbolistas: Cabarcos (actualmente en el Pontevedra) y Pablo Álvarez (Sporting de Gijón). «Aquello lo tengo completamente aparcado, fueron años muy bonitos», recuerda. Un origen (el de las pruebas de fondo) muy similar al de uno de sus rivales del próximo martes: Beckham. ¿Sólo una coincidencia? «Sí que es cierto que en el fútbol hay muchos ex atletas», zanja. Por ahora no sueña con las luces del Bernabéu, sólo quiere volver a entrar con asiduidad en los planes de su entrenador. «Somos 25 futbolistas y todos queremos jugar, tengo que seguir trabajando para que vuelva a confiar en mí», asegura este futbolista diestro acostumbrado a jugar en distintas posiciones: «En el Compos B era mediapunta y marcaba goles, luego me pegaron a la banda e incluso hice de lateral, ante el Madrid jugué por la izquierda». Una sacrificada polivalencia que traslada fuera de los campos. Corredoira, nacido en Lugo hace 24 años, apura en Deusto sus últimas asignaturas de Derecho. «Ahora lo llevo con más relax; me he tenido que pasar al plan nuevo y ahora tengo que cursar los créditos de libre elección que me faltan; además, las exigencias aquí son mayores y no le puedo dedicar tanto tiempo como me gustaría», señala. Eso sí, el futbolista no pierde contacto con algunos de sus antiguos compañeros en el Compostela. «Hablo con Manuel y Rodri, sé que la situación está complicada y sufro porque le tengo mucho cariño a ese equipo», dice. Incluso apunta que se encontró con uno sobre el césped de Ipurúa: el santiagués del Madrid Rubén, con quien compartió vestuario en el Compos B. «Nos intercambiamos las camisetas, pero no hablé mucho con él, lo vi un poco nervioso, pero es normal, los canteranos sólo juegan un partido y luego se les exige muchísimo».