El Real Madrid sólo porfió por el triunfo al final del choque.
26 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.El Milan presentó su candidatura a la Liga de Campeones frente al vigente campeón. El equipo italiano demostró ser uno de los grandes de Europa, disputó un excelente partido, fue superior al Real Madrid y ganó con justicia por 1-0. Baste señalar que los mejores del conjunto blanco fueron Casillas, que evitó más goles, y los dos centrales, Pavón y Helguera. El equipo de Ancelotti poco se parece al de hace unos años. Parece que se ha españolizado , muestra calidad y orden y gusto por el buen fútbol. Mimbres tiene para ello, como demostró ante el Real Madrid, para el que el estadio de San Siro sigue siendo maldito. Carlo Ancelotti hizo un cambio fundamental pensando en el rival de anoche. Quitó al gran conductor del juego, Pirlo, que lleva una excelente temporada, para poner en su lugar a un luchador, como Ambrosini, con el objetivo de parar a Zidane. Éste, junto a Gattuso, cubrieron a la perfección las espaldas de Rui Costa, Rivaldo y Seedorf, que se movían a sus anchas, y el equipo italiano jugaba con placidez en el centro del campo. La calidad y la movilidad del trío mágico del Milan siempre llevaba peligro, especialmente con Seedorf. El holandés surtió de asistencias precisas a Shevchenko, con hambre de titularidad y de gol, que mantuvo una enconada lucha con Pavón y Helguera. Los centrales madridistas le sujetaron muy bien. Pero al primer despiste o fallo podría llegar el gol. Eso ocurrió cuando el ucraniano les ganó la espalda en un pase en profundidad de Rui Costa. Míchel Salgado subió poco y Roberto Carlos, menos. Y eso que no tenían extremos auténticos a los que vigilar. Por ello, el juego madridista se empecinaba en penetrar por el centro, donde la veteranía de Costacurta y Maldini es un grado. Además, Raúl prefería bajar en ayuda del centro del campo en vez de buscar opciones de remate, Figo estuvo bien marcado por Kaladze y Morientes evidenció falta de forma y de moral. Tuvo una ocasión clarísima, un mano a mano con Dida, pero no supo aprovechar. Como suele ocurrir con el Madrid, sólo reacciona cuando se ve perdido. Entonces apeló a la garra y al coraje, argumentos insuficientes ante un equipo experimentado como el Milan, que no concedió ni un milímetro y presentó su candidatura al máximo galardón continental.