Fallece a los 46 años «Pantera» Rodríguez

FERNANDO SALGADO -VILAGARCÍA

DEPORTES

MÓNICA IRAGO

BOXEO El 8 de abril, las gradas del pabellón municipal de Fontecarmoa (Vilagarcía) resultaron insuficientes para dar cabida a quienes acudieron a su homenaje. Pantera Rodríguez, el último gallego campeón de España de los pesos pesados, libraba un combate por la vida. Se respiraba una sensación de despedida en el ambiente. En la madrugada de ayer, falleció en Vilaxoán a causa de un tumor cerebral.

01 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Tenía 46 años y dejó de boxear por falta de alicientes. Había defendido con éxito en once ocasiones el título y se retiró sin que nadie se lo arrebatara. Ni siquiera Evangelista, que cruzó guantes con Cassius Clay. Se enfrentó a él en dos ocasiones, en Palma y Pontevedra, con el mismo resultado: combate nulo. Momentos estelares Tampoco fueron capaces de noquearlo el italiano Lorenzo Zenón ni el francés Lucien Rodriguez, aunque ambos lo superaron por los puntos. Pantera Rodríguez vivía sus días de mayor gloria, pero no contaba con un representante a su altura y tuvo que pelear lejos de casa. Estaba en juego el título europeo; en Turín tenía todo en contra cuando se enfrentó a Zenón en 1979 y en Paris sucedió algo similar, en 1981, ante Rodriguez. Fueron los momentos estelares. Un ex-boxeador de Vilaxoán, Vicente Martiñán, lo encaminó hacia el deporte de las doce cuerdas y a Felipe Rodríguez Piñeiro, el hijo de un humilde marinero, se le abrió el porvenir. Emigró a Zaragoza y después a Madrid. Debutó como aficionado en 1972 y quedó campeón de España en 1972 y 1976. Tenía condiciones para ser campeón de Europa, pero no siempre estuvo bien asesorado en un deporte por el que pululan muchos oportunistas en busca de dinero rápido y fácil. Cuando colgó los guantes sus bolsillos estaban vacíos. Trabajó en una compañía de seguridad en A Coruña y en el programa Luar, de la TVG, antes de retornar a Vilaxoán, donde realizaba la función de vigilante de la Confraría de Pescadores cuando un tumor cerebral lo arrinconó definitivamente contra cuerdas.