
El lienzo, que fue encontrado en una casa de subastas, «arroja nueva luz sobre una de las etapas más vanguardistas del pintor pontevedrés»
13 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Daniel Pérez Murado, doctorado en Historia del Arte por la Universidade de Santiago de Compostela, confirmó el hallazgo en una casa de subastas de París de un cuadro inédito de Arturo Souto (Pontevedra, 1902-Ciudad de México, 1964), un «icono del arte gallego», subraya. Se trata de un lienzo fechado en 1936 que, al parecer, estuvo «desaparecido durante casi noventa años» —hasta ser localizado por fin en el verano del 2023— y que «arroja nueva luz sobre una de las etapas más vanguardistas del pintor pontevedrés».
Esta obra ha sido encuadrada, por tanto, en una de las fases más destacadas de la trayectoria de Souto, coincidente con su exilio artístico en Francia tras el estallido de la Guerra Civil española, por lo que está ligada a su «participación en la exposición L’art espagnol contemporain [organizada por la Sociedad de Artistas Ibéricos y el Musée d’Écoles Étrangères en el Jeu de Paume, entre febrero y abril de 1936], y previa a su selección para la Bienal de Venecia». Esto es, «un momento crucial en el que el pintor combina la influencia de la pintura metafísica de Giorgio de Chirico con su propia evolución hacia el expresionismo y la estética del granito, consolidando un estilo propio», explica.
La pieza «representa un paisaje irreal con figuras fantásticas que los expertos vinculan con la temática antibelicista del autor», así como Pérez Murado, citando fuentes cercanas al mundo del arte, no duda en remarcar que se trata de «un descubrimiento excepcional que revaloriza la figura de uno de los grandes renovadores del arte gallego del siglo XX». Al tiempo, destaca que este hallazgo se produjo en un momento ciertamente simbólico, toda vez que el pasado año se conmemoraron los sesenta años del fallecimiento de Arturo Souto.
El pintor pontevedrés está considerado como uno de los artistas fundamentales del movimiento de Os Renovadores y fue una «figura clave del exilio cultural republicano. Su obra, marcada por la densidad cromática, el claroscuro dramático y el uso expresivo de la pincelada, fue reconocida internacionalmente, con presencia en citas como el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937».
Metáfora visual
En cuanto al cuadro localizado, el lienzo «muestra las características distintivas de esta etapa: gamas terrosas, personajes volumétricos de actitud solemne y una composición que tiende a la metáfora visual frente al melodrama. Esta estética —según añade Pérez Murado— define la transición de Souto hacia un formalismo vanguardista que lo alejaba de sus influencias anteriores y lo situaba en primera línea de la renovación artística española». Es por ello que no duda en subrayar que supone un hito en la revisión de la producción del artista y abre la puerta a futuras investigaciones sobre su legado, especialmente sobre piezas que pudieron quedar dispersas por Europa o América durante su largo exilio.