Ruréfilos, la iniciativa gallega que acerca el cine al campo burgalés

Carlos Portolés
Carlos Portolés REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Ruréfilos

Rabé de las Calzadas y Tardajos son las sedes de este original festival

25 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En el año 2021, la pequeña promotora cultural Lareira Pop, encabezada por la ourensana lnés Vázquez, creó una curiosa iniciativa llamada Ruréfilos. El término es elocuente. Una síntesis entre lo rural y lo cinéfilo. En origen, se celebraban los actos en tierras gallegas, bajo el paraguas del Festival Internacional de Cine Rural de Galicia, que estuvo activo entre los años 2014 y 2019. En las dos primeras ediciones, la sede fue la localidad de Cartelle (Ourense). Después, la USC se interesó y ofreció la facultad de comunicación como escenario.

Sin embargo, la pandemia, ya se sabe, lo cambió todo. Y se llevó por delante muchas cosas. Entre ellas, este modesto festival. No quiere decir esto que muriera. Más bien se transformó. Se adaptó a las circunstancias nuevas. Fue entonces cuando se consumó el rebautizo y nació Ruréfilos.

Lo primero era encontrar un lugar que pusiera los medios, el tiempo y el ánimo de acoger los ciclos de actividades, proyecciones y coloquios. En vez de ir en búsqueda de una nueva población gallega, decidieron abrir el abanico y convocar un concurso al que pueblos de toda España pudieran presentar candidatura. «Se ofrecieron varios. Casi todos de menos de 3.000 habitantes. Finalmente elegimos 2 municipios vecinos de la provincia de Burgos, Rabé de las Calzadas y Tardajos», recuerda Inés Vázquez. Ambos son atravesados por el Camino de Santiago.

De Tardajos es originario uno de los precursores del cinematógrafo, el clérigo y prolífico inventor del siglo XIX Mariano Díez Tobar. Un artilugio suyo anticipó algunas de las utilidades incorporaría la maquinaria que catapultó a los hermanos Lumiére a la fama mundial.

Adiós a las salas

Hubo un tiempo en el que hasta los pueblos más pequeños tenían sala de cine, aunque fuera diminuta o incluso improvisada. Pero todo cambia. El campo se enfrenta al reto cada vez más grave de la despoblación. Gente que se va significa servicios que desaparecen. Queda ya lejos aquel modelo paradisiano donde los niños se soñaban cowboys en la primera fila y las parejas jóvenes se querían en la última.

Los que viven hoy en el rural tienen que elegir entre renunciar a la pantalla grande o recorrer las distancias, a menudo dilatadas, hasta la ciudad más cercana. En este contexto, toman relevancia proyectos como Ruréfilos, que dinamizan y divulgan en áreas a menudo olvidadas.

«Algunos de estos sitios antes tenían salas. Eso es algo que se ha perdido reciententemente. Pero nos encontramos con unos pueblos muy conocedores del mundo del cine. La novedad que les ofrecíamos era tener algo de factura propia», explica Vázquez.

Pueblos volcados

Diego Rodríguez es el alcalde de Rabé de las Calzadas. A pesar de estar próxima a Burgos, la localidad sigue presumiendo de su condición de «pueblo pequeño». Menos de 800 habitantes. No obstante, Rodríguez recuerda que, al ser parte del camino, tienen «capacidad de alojar a mucha gente». Este equilibrio lo convertía en la elección perfecta para acoger las actividades de Ruréfilos. Los vecinos se involucran más y más cada año. «En la primera edición faltó un poco de afluencia, pero ahora está creciendo», cuenta el edil.

Tuvieron, además, la idea de incluir a Tardajos, cuya presencia en la celebración está más que justificada al ser la cuna del precinematográfico Díez Tobar. El festival ofrece a los habitantes de la zona una perspectiva nueva. Desconocida para la mayoría. Una mirada al otro lado del cine a través de la interlocución directa con las personas que lo hacen. «Hacemos mesas redondas, proyecciones, talleres... vemos una cara más real y humana de este arte. Te hace valorar más las películas al ver tan de cerca el proceso», apunta el Rodríguez.

La edición de este año está prevista para junio. Las ilusiones son cada vez mayores al ver cómo crecen las cosas. También la implicación de la gente. «Muchos vecinos se volcaron en la decoración de las calles. El cine no es solo Hollywood. Queremos que esté al alcance de todos. Ser un escaparate», concluye el alcalde, orgulloso.