Gabriel Pérez-Barreiro: «Fuera de Frida Kahlo o Botero se pensaba que no había otra cosa»

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

El experto en arte Gabriel Pérez-Barreiro, retratado en la Fundación Luis Seoane.
El experto en arte Gabriel Pérez-Barreiro, retratado en la Fundación Luis Seoane. Germán Barreiros

Es uno de los mayores expertos en arte contemporáneo latinoamericano, un ámbito de creación que, advierte, ya ha superado la barrera del estereotipo

22 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni conservador ni comisario, el término que prefiere Gabriel Pérez-Barreiro (A Coruña, 1970) es el de curador de arte, más empleado en Latinoamérica y proveniente del inglés curator. Como tal, estuvo al frente hasta el 2018 de la Colección Patricia Phelps de Cisneros de Nueva York y Caracas, sustentada por una de las mecenas más importantes del mundo, y trabajó para museos como el Blanton Museum de Austin (Texas), la Universidad de Essex y la Americas Society de Nueva York. Experto en la producción hispanoamericana, impartió este martes una conferencia en A Coruña dentro del ciclo Creación e territorios, en la Fundación Luis Seoane. En su intervención, este gallego criado y educado en el Reino Unido —es hijo de los intelectuales galleguistas Teresa Barro y Fernando Pérez-Barreiro Nolla— viajó al espacio sideral para hablar de arte y estrellas.

—El territorio es un hogar, pero también puede oprimirnos. ¿Por eso quiso salir al espacio?

—Quise darle una vuelta al concepto territorio y tomar como punto de partida dos momentos: la explosión de la bomba atómica en 1945 y las misiones espaciales de los 60 y comienzos de los 70, cuando vimos por primera vez la Tierra desde fuera. En estos dos instantes se produce un ajuste muy importante en su percepción, vemos lo pequeña que es y la materia de la que está hecha. Ambas etapas están marcadas por la Guerra Fría: el mundo está posicionado en dos bandos. Quise mostrar cómo el arte plasmó estos pensamientos y cómo quiso superar el territorio una vez que la perspectiva cambia. Por eso me centré en la obra de dos artistas plásticos argentinos. El primero es de origen gallego, Víctor Magariños. Para él, el futuro del arte era representar las fuerzas atómicas. El otro es Gyula Kosice, de ascendencia húngara, con su proyecto de la ciudad hidroespacial, un lugar utópico para vivir en el espacio del que diseñó incluso maquetas.

—¿La tecnología nos salvará?

—Es una pregunta que nos hacemos hoy con las últimas tecnologías que se descubren. Todas tienen una contracara. Con la bomba atómica vimos que había una fuerza tan grande que podría destruir el planeta, pero a raíz de ella se creó la ONU.

—Se especializó en el arte contemporáneo latinoamericano. ¿Sigue sufriendo la discriminación de años pasados por parte del «establishment»?

—La discriminación siempre tiene una base en los prejuicios. Durante muchos años la gente pensaba que fuera de Frida Kahlo o Botero no había otra cosa. Si era latinoamericano tenía que ser algo folklórico, turístico, un poco lo que sufrió el arte español en su momento, donde todo tenía que ser flamenco. Hoy, afortunadamente, tenemos unas ideas más actualizadas, que van un poco en contra de estos estereotipos. Hay una producción muy diversa y rica, unas historias muy complejas.

—¿En qué se materializó esta discriminación?

—Afectó a la visibilidad. Si un buen artista no llega porque no cumple con el estereotipo del momento, eso es una discriminación. Se le cierran puertas.

—¿Al arte contemporáneo latinoamericano le falta un bum como el de la literatura?

—La situación está cambiando, cada vez hay más visibilidad para los artistas latinoamericanos. Lo vemos en España en los museos o en ferias como ARCO. Pero sí, el bum del realismo mágico impactó muy fuerte aquí. Todo el mundo leía a García Márquez o a Vargas Llosa. No hubo el equivalente en las artes visuales. Estamos con 30, 40 años de atraso respecto a ese fenómeno en la literatura, que también ha comenzado a darse en el cine en los últimos quince años.