El drama chino «Return to dust», Espiga de Oro muy bien recibida

Miguel Anxo Fernández VALLADOLID / E. LA VOZ

CULTURA

Jim Sheridan. El director irlandés Jim Sheridan, autor de obras tan relevantes como «Mi pie izquierdo», «El prado» y «En el nombre del padre», recibió la Espiga de Honor de la 67.ª Seminci.
Jim Sheridan. El director irlandés Jim Sheridan, autor de obras tan relevantes como «Mi pie izquierdo», «El prado» y «En el nombre del padre», recibió la Espiga de Honor de la 67.ª Seminci. Nacho Gallego | Efe

La cinta irlandesa «The quiet girl», ópera prima de Colm Bairéad, Espiga de Plata y una de las grandes triunfadoras del festival vallisoletano

30 oct 2022 . Actualizado a las 10:12 h.

Los aplausos que la crítica y el público presentes dedicaron a la decisión del jurado de otorgar la Espiga de Oro al drama chino Return to dust, de Li Ruijun (Gansu, 1983), representaban la perfecta comunión lograda por la 67.ª Seminci con el patio de butacas, en una sección oficial caracterizada por una calidad media superior a la de los últimos años, que el propio jurado recogió en su acta oficial al mostrarse «asombrado y gratificado por la respuesta entusiasta a las excelentes películas elegidas para el festival en esta edición». Presidido por Kate O’Toole, con Jorge Arriagada, Pablo de Vita, Patricia Ferreira, Martín Hernández, Gracia Querejeta y Marie-Pierre Richard, justifica su reconocimiento a la obra del cineasta chino, con la sencilla Ma y el tímido Cao, despreciados por sus respectivas familias y obligados a un matrimonio concertado, por abordar una multiplicidad de cuestiones humanas y ser «un canto a la idea de sobrevivir con dignidad que muestra la importancia de la naturaleza en nuestras vidas y cómo discriminamos a los marginados. ¿Importa si no somos más que polvo al polvo?», se pregunta el jurado.

La Espiga de Plata, igualmente aplaudida (recibió además el Fipresci y el premio del Público), fue para la cinta irlandesa The quiet girl, ópera prima de Colm Bairéad. Indaga la complejidad de los lazos familiares a través de la historia de una niña que pasa el verano con unos parientes, y el fallo la elogia «por tratar uno de los temas que estuvieron más presentes durante el festival, el de la crianza y el cuidado».

En cuanto a repartos, el búlgaro Ivan Barnev y el español Karra Elejalde lograron al premio ex aequo a la mejor interpretación masculina por la comedia Vasil, mientras la actriz belga Lubna Azabal se hizo con la distinción femenina por el drama El caftán azul [Le bleu du caftan]. El veterano cineasta Jerzy Skolimowski se llevó el Ribera del Duero al mejor director por EO, una visión del mundo a través de los ojos de un asno, mientras la joven realizadora portuguesa Cristèle Alves Meira se vio justamente reconocida con el Pilar Miró al mejor nuevo director por su muy interesante drama Alma viva, ambientado en Trás-os-Montes, el único de los filmes citados que todavía sigue sin distribución para España y que el jurado destacó por su «poder de afectar a la audiencia con humor y con amor por la humanidad».

El Miguel Delibes al guion fue para Mikhaël Hers, Maud Ameline y Mariette Désert por la cinta francesa Les passagers de la nuit, dirigida por el primero. La mejor fotografía fue para Rubens Impens por Le otto montagne, de Felix van Groeningen y Charlotte Vandermeersch, y el José Salcedo al montaje fue para Kim Sang-bum por Decision to leave, pieza dirigida por Park Chan-wook. En cuanto a los cortometrajes, la Espiga de Oro fue para Arquitectura emocional 1959, de León Siminiani.

Estos fueron algunos de los títulos reconocidos en un largo palmarés que incluye numerosas secciones en que la Seminci reparte más de 200.000 euros en premios, aunque, sobre todo, lo más importante, es que facilita que se puedan ver posteriormente en las pantallas comerciales españolas.

Fue sin duda una gran edición de la Seminci, que dirige con acierto Javier Angulo desde el 2008, y el propio jurado, en un acto sin precedentes, hizo constar en el acta oficial su felicidad y gratitud por «las excelentes películas elegidas» para agregar también que «el festival y las películas no son nada sin el público». Y concluyen con una llamada a apoyar un cine de gran calidad «como el que Valladolid ha tenido la suerte de vivir esta semana».

Clausura con Schrader en su regreso al gran cine

Cuentan que la película que clausura un festival acaba sepultada bajo el palmarés que protagoniza —al darse a conocer— la gran gala precedente a su proyección. La cinta elegida en Valladolid cierra un tríptico que Paul Schrader (1946) inició en el 2017 con El reverendo y continuó con El contador de cartas (2021). El director estadounidense, vinculado al Nuevo Hollywood de los años setenta, ya había sido reconocido en la 58.ª Seminci con una Espiga de Honor, un ciclo y una monografía. Después del bajón que le entretuvo durante diez años desde la magistral Aflicción (1997) hasta la citada El reverendo, con una decena de títulos para olvidar, el realizador parece haber recuperado la senda del gran cine, ahora con El maestro jardinero (llegará a España en marzo próximo), quizá una obra menor pero dotada de un halo que la convertirá en clásica por su inequívoco sabor setentero y su renuncia a regodearse en la violencia explícita, aunque mantiene la tensión emocional al rojo vivo con sus cargas de redención, perdón y hasta de política. Joel Edgerton es puro Schrader con ese jardinero metido a filósofo, como también el personaje vestido por Sigourney Weaver, la dueña de una mansión sureña con un gran jardín botánico. Actualmente, Schrader prepara un remake del wéstern clásico Seven Men from Now (Budd Boetticher, 1956).