—Sí, además es que somos muchos, nos juntamos y hacemos piña. Yo conozco en Madrid a muchos más gallegos que cántabros. Supongo que la cabra tira para el monte. O será el licor café... Somos una buena plaga aquí y, sí, vas con un colega de A Coruña y dices que estuviste en el Picnic o que fuiste por la Corredera Alta de San Pablo. Y no especificas, porque se supone que eso se tiene que saber. Es el madrileñocentrismo.
—Y dicho con acento de Madrid adquiere un punto cómico.
—Vivimos en un limbo. Yo he perdido algo de acento, porque llevo media vida viviendo aquí, pero en verano voy con mis colegas de aquí y coinciden con los de Carballo. Los de A Coruña me acusan de tener acento madrileños y los de Madrid de tener acento gallego. Me he quedado en una medianía.