Cibrán Sierra: «La música es el buque insignia de una manera de estar en sociedad»
CULTURA
El Cuarteto Quiroga, Premio Nacional de Música en la modalidad de Interpretación, presenta nuevo disco
29 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.A las puertas del doble decenio. El Cuarteto Quiroga avanza con paso firme hacia los 20 años de hacer vibrar las cuerdas delante de aficionados y devotos de medio mundo. Han estado aquí y allí. Es más, han estado incluso acá y allá. Berlín, Londres, Praga, Estocolmo, París, Madrid... Hasta en Los Ángeles se han escuchado sus cantos de violín, viola y violonchelo. Gustan mucho a los yanquis. El diario The New York Times los llamó «exquisitos». Algo tienen que tener cuando la opinión es tan unánime. Dicen que verlos en directo y emocionarse son una y la misma cosa.
Han llegado al mismo sitio, pero partiendo de puntos diferentes. Unos vienen de familia de músicos y dicen no recordarse sin un instrumento en la mano. Otros nacieron entre melómanos que les empujaron a heredar su pasión. Cuestión de detalle. Lo que está claro es que los cuatro viven, han vivido y vivirán en el mundo de la melodía.
Uno es gallego. Cibrán Sierra (1979), de Ourense. Tiene voz amable y le gusta recrearse en su pensamiento. Escoge cuidadoso las palabras, como si fueran frágiles figuritas de cristal. Rasgo común entre los que saben que las cosas que se dicen tienen significado (no son muchos). Que las letras y las sílabas no están para perderse en el aire.
Si se le pregunta que de dónde viene la música, ofrece una sesuda disertación que se remonta al principio de los tiempos. Dice que es «la expresión protolingüística más básica», y que ya la practicaban los neandertales. Si el interlocutor no es docto en materia, o al menos despierto de mente, es fácil extraviarse. Pero el violinista tiene el don de la paciencia, y no le importa volver sobre sus propias palabras hasta que el mensaje fundamental quede subrayado. Esto es, que la música hace al hombre (y a la mujer). Que es esencial, germinal, trascendental y hasta terapéutica.
Aseguran los que entienden que un buen cuarteto de cuerda es, en su esencia, democrático. Surge del diálogo entre iguales. Como las distintas partes de un vocablo tetrasílabo. Diferentes pero unidas. En la conjunción, cada instrumento adquiere un significado nuevo y distinto al que le correspondería como pieza individual. «En el cuarteto, las voces participan del sistema compositivo en plano de igualdad», anota Sierra.
Defender la vigencia de la música de cámara pudiera parecer apostillarse en una colina fuertemente asediada. Pero las pendientes se escalan con gusto cuando se tiene el poder de la convicción. Lo expresa así: «Esta música es el buque insignia de una manera de estar en sociedad moderna e ilustrada. Hoy es más importante que nunca reivindicar esto, ante los rebrotes de totalitarismo y fanatismo». Queda claro que no les importa llevar atavío de general Custer. Algunas trincheras merecen ser defendidas.
Cibrán Sierra aprendió con un viejo violín «tres cuartos» de su abuelo. Toda pasión viene de algún lado. Por eso, de sus recuerdos se destila un tierno sabor melancólico que evoca la importancia de la memoria. Inculcar lo que no debe perderse.
«El pájaro encantado»
Abordar la música desde la amplitud. No solo como sonido, sino también como ausencia de este. «El silencio es -dice- la fuente primigenia de la música. La música es hija del silencio». Musical no es, por lo tanto, el ruido. Aquello que habita lo callado es parte de la melodía. Y luego cita a Walter Benjamin: «La experiencia es el pájaro encantado que nace de la incubación del aburrimiento». La pausa reflexiva. La digestión del pensamiento mudo. El reposo de lo vivido. Rasgos fundamentales del artista honesto.
En su nuevo disco, ¡Y se hizo la luz!: Haydn & Mozart. El alumbramiento de una nueva era, el Cuarteto Quiroga reivindica todos estos ejes filosóficos y éticos, perfiles fundamentales de su actitud ante la vida y la cultura. Se trata de contar una historia sin usar las palabras. De transmitir paz, conocimiento y lumbre acariciando las cuerdas. Invocando la tradición, releyéndola y estimulando al que escucha. Mantener vivo lo de antes desde los ojos del ahora.
Cibrán es un cuarto de cuarteto. Su compañero de violín es Aitor Hevia. La viola es de Josep Puchades. El violonchelo es de Helena Poggio. Voces a coro en defensa de los sonidos que les son amados. En esta ocasión pasean de la mano de Mozart y Haydn, viejos conocidos, y cuentan con la colaboración de la célebre violista Veronika Hagen. Siguen llenando auditorios de pasión y público. Parece que «exquisito» es una buena forma de describirlo, después de todo.
El Cuarteto Quiroga recibió este martes en dependencias del museo del Prado el Premio Nacional de Música en la modalidad de interpretación 2018 -una entrega que había sido aplazada por la pandemia- de la mano de los reyes de España.
«Und Es Ward Licht! The Enlightenment Of A New Era: Haydn / Mozart», un delicado placer
El Cuarteto Quiroga indaga en su nueva grabación -Und Es Ward Licht! [¡Y se hizo la luz!], que llegó a las tiendas a inicios de septiembre- los orígenes del cuarteto de cuerda como género, para lo que aborda piezas de Joseph Haydn y de Wolfgang Amadeus Mozart en la alegre tonalidad de do mayor. La formación quiere retratar musicalmente una de las épocas más fascinantes de la historia de la música: el alumbramiento, la expansión y el triunfo del cuarteto de cuerda y, en general, de la música de cámara. «Una nueva música para iluminar un mundo nuevo, una música para instruir y seducir, totalmente moderna e ilustrada», proclaman. Para esta bella tarea reclutaron a la violista Veronika Hagen -una de las intérpretes de viola más relevantes de la escena internacional-, con la que han registrado el Quinteto de cuerda n.º 3 en do mayor, K. 515 escrito por Mozart en 1787. Esta pieza cierra el doble cedé que abren Haydn y su Cuarteto número 32 en do mayor, opus 33, número 3, Hob.III:39, conocido como El pájaro y cuya escritura data de 1781. Completan el álbum el Cuarteto de cuerda n.º 19 en do mayor, K. 465, de Mozart (1785), o Cuarteto de las disonancias; y el Cuarteto n.º 57 en do mayor, opus 74, número 1, Hob.III:72, que Haydn creó en 1793. En fin, un hábitat sonoro para deleitarse, la celebración de la música de pequeño formato que trataba de universalizar el acceso a la práctica y el gusto por la música. Estas cuatro obras, sostiene el cuarteto, estimulan la imaginación, el intelecto y la emoción a partes iguales. Un delicado placer.
«Und Es Ward Licht! The Enlightenment Of A New Era: Haydn / Mozart»
Cuarteto Quiroga con Veronika Hagen
Cobra Records
Doble cedé. 21 euros