Xulia Vicente: «Publicar es ahora más fácil, pero vivir del cómic es mucho más complicado»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

La última obra de Xulia Vicente, «Elisa e Marcela», es un encargo del Consello da Cultura Galega
La última obra de Xulia Vicente, «Elisa e Marcela», es un encargo del Consello da Cultura Galega

La autora gallega protagoniza un encuentro con aficionados en el salón Viñetas desde o Atlántico

21 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Aporta la cuota de talento local al salón del cómic de A Coruña, Viñetas desde o Atlántico. Xulia Vicente (Cariño, 1993), autora joven aunque ya consagrada en el mundo de la ilustración, se enfrentó recientemente a un reto que muchos desearían haber podido aceptar: llevar a las viñetas la historia de Elisa y Marcela, las protagonistas del primer matrimonio homosexual del que se tiene noticia en España. Esta tarde, a las 19.30 horas, protagonizará un encuentro con el público en el Kiosco Alfonso al que, debido a la limitación de aforo, solo podrán asistir 18 personas. El resto podrán seguir esta charla a través de la página web del festival.

-Ha asistido como aficionada a Viñetas infinidad de veces, este año le toca ser la protagonista...

-Llevo viniendo desde que era una cría. Aquí es donde cultivé mi afición, que con el tiempo se convirtió en mi trabajo. Me ha hecho una ilusión tremenda que contasen conmigo para la edición de este año. Yo me crie leyendo Golfiño, y en Viñetas fue donde me fueron recomendando nuevos libros y fui ampliando mi pasión por los cómics. Y cuando publiqué mi primer fanzine fue con compañeros de aquí e inspirado por otro que se hacía en A Coruña, Varsovia. Ha sido un caldo de cultivo muy fructífero.

-Viene del mundo del fanzine, al igual que muchos otros autores gallegos hoy ya consagrados. ¿Es un buen trampolín para dedicarse profesionalmente al cómic?

-Aquí hay que hacer una pequeña distinción. Sí que es cierto que es más fácil ahora publicar, hay más iniciativas editoriales e incluso la posibilidad de publicarte tú misma tu fanzine o tu libro. Pero si con dedicarse a esto profesionalmente hablamos de poder vivir de ello, eso es mucho más complicado. En España, en general, es tremendamente difícil. Casi todos los dibujantes tenemos que dedicarnos al final en parte a la ilustración en otro tipo de mercado editorial o en prensa. Eso, o ir a algún mercado de fuera de España. El mundo editorial del cómic sigue pagando aquí muy poco como para poder vivir de ello. Eso no quita que haya muchísimos autores que gracias a Internet y los recursos que ha puesto al alcance de todo el mundo hayan accedido a esta profesión. No es necesario tener ninguna formación profesional ni ninguna titulación para dedicarte a esto. Quien quiera ser autodidacta ahora cuenta con más recursos que nunca para aprender a dibujar y a narrar en este medio.

-¿Tiene pensado dar el salto y plantarse en el salón de Angulema con su portafolio para probar suerte en el extranjero?

-He estado en Angulema, pero nunca he ido con mi portafolio. Por suerte, he tenido el privilegio de que, a raíz de los trabajos que iba haciendo, me iban llegando propuestas, nunca tuve que ir vendiendo mis proyectos en las ferias. Sí que es cierto que mi primer acercamiento a una editorial española, que terminó publicándome Duerme pueblo, fue en el Salón de Barcelona, así que es algo que todavía funciona, pero creo que actualmente es más fácil dar con un correo electrónico y tirar por esa vía para presentar tu trabajo. Sigue siendo complicado, pero espero que algún proyecto mío llegue a una editorial de fuera... Al menos si quiero que este oficio me dure.

-Su última obra, «Elisa e Marcela», supone un cambio de registro enorme con respecto a sus anteriores trabajos.

-Fue un reto inmenso. El proyecto me cayó del cielo, por así decirlo, pero sufrí bastante. Llevaba un tiempo sin escribir y me pedían hacer la adaptación completa de la historia, guion y dibujo. Y es una historia de la que, al fin y al cabo, no sabemos demasiado, más allá que lo que se publicó en los diarios de entonces. Pero hay muchos huecos que he tenido que rellenar, lo que me supuso un esfuerzo para intentar hacerlo con el respeto que se merecen estos personajes, huyendo de banalidades y falsedades. He aprendido muchísimo con este proyecto, y creo que supone un salto enorme en mi carrera.