Leo Nucci se despide donde comenzó a actuar

césar wonenburger

CULTURA

Leo Nucci, en la ópera «Rigoletto» que cantó en A Coruña en el 2011
Leo Nucci, en la ópera «Rigoletto» que cantó en A Coruña en el 2011 amigos de la Ópera

El gran barítono italiano, que ofrece mañana un concierto en Betanzos, empezó su carrera internacional en el Festival de Ópera de A Coruña, en 1973

12 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Leo Nucci (Castiglione dei Pepoli, 1942) ganó el Concurso Vercelli, en 1973, su suerte estaba ya echada. Después de varios años «de galeras» como miembro del célebre Coro de La Scala milanesa, el joven barítono se había propuesto vencer en aquel certamen, que podría ser el trampolín para una carrera profesional, o emigrar a Australia junto a su esposa, Adriana, para trabajar en lo que pudiera aparecer.

No le hizo falta, con aquel galardón bajo el brazo, Rigoletto, el rol de una vida junto a su insuperable Figaro, se cruzó en su camino y al poco tiempo una invitación para cantar por primera vez fuera de Italia. En agosto de aquel mismo año el Festival de Ópera de A Coruña iba a programar cuatro títulos representados (un lujo si lo comparamos con los tiempos actuales de sequía), y en tres de los cuales, Simon Boccanegra, I Pagliacci y Madama Butterfly, había papeles para quien ya entonces parecía destinado a convertirse en una de las principales referencias internacionales del canto lírico.

Nucci interpretó el significativo, para nada secundario, rol del segundo barítono en esa maravilla de Verdi que es el Simon Boccanegra, Paolo Albiani; el Silvio de Pagliacci y Sharpless en Madama Butterfly con repartos que reunían a algunas de las más destacadas voces de la época: Pedro Lavirgen, Franco Bordoni, Elena Nunziata,…

Y triunfó. La crítica local supo apreciar en él ya «su voz timbrada y llena, su excelente expresión vocal, su impecable fraseo, su justeza y afinación».

Poco tiempo después llegarían sus debuts en La Scala, Covent Garden, Viena, Metropolitan de Nueva York y la pista de aquel joven barítono se perdería durante bastantes años, aunque no los ecos de sus inmensos logros. De Nucci aquí solo quedaba el recuerdo de aquel prometedor debut y las fotos de las portadas de sus numerosas grabaciones al lado de Pavarotti, Domingo, Carreras y bajo las batutas de Karajan, su adorado Solti o Giulini.

¿Y él, recordaba algo de su paso por A Coruña? Pues además de su agradecimiento por ser la primera ciudad que creyó en su talento fuera de Italia, tenía aún muy presente el sabor de los pimientos de Padrón y del pulpo á feira. Argumentos de sobra para convencerlo de su necesario regreso, aunque no fuese hasta el 2009 con un memorable recital. En Amigos de la Ópera, conscientes de su primacía entre los barítonos todavía en ese momento y de lo que aún le quedaba por dar sobre los escenarios, nos empeñamos en su regreso, y así surgió esa fructífera segunda etapa que selló definitivamente el idilio entre el artista y la ciudad que tan bien supo acogerlo en sus inicios.

Una tras otra llegarían las celebradas noches de renovada gloria con Rigoletto (2011), Nabucco (2013) y La Traviata (2014), además de varios conciertos más y de otras actuaciones suyas que propiciamos en Santiago (2010) y Vigo (2011). Muy significativo fue el firme apoyo que mostró públicamente tras la abrupta cancelación de la Temporada Lírica, escribiéndole una carta al alcalde Ferreiro, publicando un vídeo en las redes y actuando, de manera gratuita, en un concierto en el Palacio de la Ópera, en el 2016. Sus sólidos argumentos no fueron atendidos y casi nada ha cambiado desde entonces, pero su solidaridad y generosidad no han sido olvidadas por los aficionados.

La amistad forjada con los miembros de Amigos de la Ópera dio paso, entre tanto, a algunas visitas privadas, como aquella primera a Betanzos, durante la cual surgió la idea de un concierto al que seguirá este de ahora -iglesia de San Francisco, este jueves- que tiene un significado especial por ser el último (quizá, porque los mitos nunca se retiran) que ofrezca en España. De este modo se cierra un círculo, el de aquel joven y prometedor cantante que cambió Australia por A Coruña para iniciar una carrera ejemplar en todo el mundo y que ahora comienza a despedirse aquí mismo, en Betanzos.