La OSG estrena la obra del compositor gallego Hugo Gómez-Chao «sol, quizás, o nada»

Héctor J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Gómez-Chao es también director artístico del Festival RESIS de Música Contemporánea de A Coruña
Gómez-Chao es también director artístico del Festival RESIS de Música Contemporánea de A Coruña

La sesión de abono de la orquesta, en sus conciertos del viernes y el sábado, incluye la actuación del dúo de pianistas y hermanos holandeses Lucas y Arthur Jussen

16 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) protagoniza este viernes el estreno absoluto de una pieza del compositor gallego Hugo Gómez-Chao Porta (A Coruña, 1995), sol, quizás, o nada, una obra encargada por la Fundación SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) y por AEOS (Asociación Española de Orquestas Sinfónicas) a propuesta de la propia OSG.

Estructurada en un solo movimiento, Gómez-Chao intenta en esta composición «ahondar en qué es el sonido de orquesta hoy en día». En sol, quizás, o nada, prosigue, se parte de un sonido muy compacto para trabajar el desarrollo de ciertos materiales y de formas muy diversas. «Es un sonido nuevo -explica-, que no tiene nada que ver con lo decimonónico, en el que se crea una polifonía muy densa»

La pieza sinfónica -que es su primera producción para orquesta- tiene una duración de alrededor de quince minutos, y no encierra ninguna idea visual ni tampoco narrativa. Explora, incide, ciertos modelos de desarrollo muy diferentes y en muchas direcciones distintas, hacia el ruido, hacia lugares más estáticos, otros más agitados... Lo que genera una eficaz superposición de materiales muy diversos.

Dicen los científicos que la estrella gigante roja Betelgeuse -de la constelación de Orión- podría explotar y convertirse en una supernova en un plazo de unos cien mil años. Y el Sol podría transformarse en estrella gigante roja (en 5.000 millones de años) y devenir letal para la vida en la Tierra. Ese Sol es el pretexto que Gómez-Chao, en sus propias palabras, toma en sol, quizás, o nada: la luz que da vida pero que también asola y ciega, la violencia de todo astro, del cosmos entero. Tan radiante como radiactivo, reseña Estíbaliz Espinosa en las notas al programa.

El material que trabaja Gómez-Chao(premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE- CNDM 2018 Xavier Montsalvatge) se articula en una tensión violenta entre masas sonoras, separadas por la percusión, a la que se suma la calidad percutiva de todos los instrumentos de la orquesta. Las cuerdas pueden tocarse sul ponticello, golpearse, tensarse al límite… Eso es, en definitiva, la acepción literal de tocarse. «Entre la percusión llama la atención la sonoridad metálica, restallante, que se busca a partir de materiales casi industriales, como muelles de camiones o tam-tams tocados con baqueta de triángulo. Hay una búsqueda mineral en esa luz del sol, de amanecer, que acaba siendo fogonazo», apunta Espinosa.

«En sol, quizás, o nada pensé en escribir aquello que no podía oír pero que imaginaba como la aparición de un fantasma, la encarnación o la resurrección de la carne. Un amanecer sobre el mundo que pudiera hacer visible lo que aún no podía oír; que alumbrara ferozmente el mundo y me dejara ser espectador de esa revelación del día. No el amanecer romántico, misterioso y edulcorado; no ese mítico de los dedos de rosa de la Ilíada; sino el amanecer en toda su plenitud, violento y salvaje, traspasando los campos, las aguas y los montes e iluminando ferozmente todo lo que existe». Así describe el autor coruñés su trabajo, tan difícil de aprehender, para el programa del concierto que supondrá su primer estreno con la OSG.

Será en el Palacio de la Ópera de A Coruña, en la octava sesión de abono de la temporada 2019-2020 de la orquesta, que consta de dos conciertos -el primero, este viernes a las 20.30 horas; y el segundo, el sábado a las 20 horas-.

Junto a sol, quizás, o nada, la OSG, bajo la batuta del maestro holandés Otto Tausk -director musical de la Orquesta Sinfónica de Vancouver-, interpretará la Sinfonía n.º 1 en do menor, opus 68 de Brahms y el Concierto para dos pianos en re menor de Francis Poulenc. Para esta obra Tausk y la OSG contarán con el dúo de pianistas y hermanos Lucas y Arthur Jussen (22 y 26 an?os), una de las sensaciones del panorama musical holandés y también del europeo. Ambos tocan juntos desde muy pequeños -actuaron para la reina Beatriz con 8 y 12 años- y ya grabaron media docena de discos para el prestigioso catálogo del sello Deutsche Grammophon. Han trabajado con directores de la talla de Neville Marriner, Eliahu Inbal, Andris Nelsons, Frans Bru?ggen, Jukka-Pekka Saraste y Valeri Guérguiev.

«La música contemporánea no exige al aficionado nada especial, solo ir, sentarse y escuchar», asegura el autor

Miembro fundador del Festival RESIS de Música Contemporánea de A Coruña, que en mayo celebrará su tercera edición y del que actualmente es director artístico, Hugo Gómez-Chao Porta ensalza la «estupenda recepción» que ha tenido este certamen dedicado a las vanguardias sonoras. Obras de grandes figuras como György Kurtag, Iannis Xenakis, Pierre Boulez o Bruno Mantovani se dan cita con jóvenes valores como Jacobo Gaspar, Ramón Otero, Haché Costa o el propio Gómez-Chao. El «lleno total», dice, fue la tónica general en los conciertos e iniciativas puestas en marcha por el festival. «Una parte de los asistentes son abonados de la OSG», lo que confirma que hay «una sensibilidad sorprendente en el público gallego, que está abierto a nuevas ideas y propuestas». Gómez-Chao admite que en lo contemporáneo se ponen en juego «estéticas distintas, lenguajes distintos, épocas distintas» a los de las músicas de los siglos XVIII y XIX, que representan la base del repertorio habitual de las orquestas. Pero, subraya, no hay enfrentamiento entre Brahms y Berio, como no lo había entre Beethoven y Palestrina. «La música contemporánea no exige al aficionado nada especial, solamente ir, sentarse y escuchar, es decir, voluntad de escuchar, estar abierto a cosas que no se conocen. Solo hay que darle la oportunidad a estas músicas de resonar en el corazón de quien escucha», insiste.