Se asocia a Patti, por aquello del titular perezoso, con el estruendo y el punk. Pero realmente ayer nos recordó que lo suyo es la belleza un tanto agreste y con esa sensación de estar servida en estado puro. Escucharla cantar Redondo Beach meneaba cosas en el interior. Al contrario de lo ocurrido en Vigo hace nueve años, esta vez latía algo muy vivo en sus estrofas. Pero quien echaba de menos el rugido, lo encontró pronto con el Beds Are Burning de Midnight Oil, espléndida versión en la que, curiosamente, se encuentra otro posible pero del bolo. ¿Por qué apostar tanto por las lecturas de otros teniendo un repertorio como el suyo? Cayeron por allí Jimi Hendrix, Neil Young (preciosa After The Gold Rush), Rolling Stones o Lou Reed.
En fin, todo sea por buscar peros y no caer rendido a la grandeza de una artista gigantesca que logró que piezas tan manoseadas como Dancing Barefoot o Because The Night, esas que difícilmente pones en casa, sonasen verdaderas y necesarias. Y que con Gloria se vibrara como en los días que un concierto en vivo era un acontecimiento que ocurría una vez al año y no el divertimento del fin de semana, pensando ya en el siguiente. Todo ello sin olvidarnos de People Have The Power, canción sobre la gente, el empoderamiento y la emoción que durante cuatro minutos desplazó el cinismo, la réplica y el descreimiento.