Una Galicia de pintura y agua
Watercolour World, una web dedicada a la visión del mundo antes de la fotografía, reúne acuarelas de paisajes gallegos
Londres, 1971. Inició su carrera profesional en 1996 como periodista de Radio Voz. Desde 1997 es redactor de La Voz de Galicia, donde ha trabajado en la delegación de Lugo, la sección de Galicia y, actualmente, en la de Cultura.
El siglo XX, su percepción y su historia, no se entienden sin la fotografía, que con la llegada de la digitalización se ha convertido en una presencia omnipresente. Antes, artistas y viajeros recurrían a otras técnicas para retratar el mundo: la acuarela era, por su rapidez, una de las formas más socorridas a la hora de plasmar -o recrear desde la imaginación- un paisaje o un acontecimiento relevante. Ese es precisamente el objeto de Watercolour World, un proyecto web consagrado a mostrar cómo se veía el mundo gracias a esa combinación única de pintura y agua. Su base de datos reúne acuarelas fechadas antes de 1900 y, aunque la iniciativa nace del Reino Unido, su propósito es global. Su buscador responde con media docena de imágenes a la curiosidad de saber qué puede ofrecer sobre Galicia.
Tratándose de un proyecto británico, no es casual que esa Galicia inmortalizada en acuarela haya salido del pincel de ingleses. Uno de ellos fue William Lionel Wyllie (1851-1931), un prolífico acuarelista que visitó Galicia y cuyas obras se conservan en el National Maritime Museum de Greenwich, al este de Londres. Su colección conserva más de 7.000 referencias, según la conservadora de arte Melanie Vandenbrouck, un número tan alto como diverso su trabajo: escenas portuarias y costeras, ríos y puertos, batallas navales o regatas. «Wyllie entendía su oficio como pintor naval más como una pasión que simplemente una carrera», explica la doctora Vandenbrouck. «Buena parte de su vida transcurrió en la costa o en el mar», añade. La conservadora pone por ejemplo una travesía de dos meses a bordo del Garonne, en 1893, que llevó al pintor con su familia en un crucero de placer a las Indias orientales, con escala en Lisboa, las Azores y Gibraltar. Es posible que Wyllie plasmase entonces sus vistas del puerto y la ría de Vigo, así como los cabos Vilán y Fisterra, aunque en el museo de Greenwich no hay más documentos que las acuarelas sobre su paso por Galicia.
«Solía pintar sus acuarelas in situ», explica Vanderbrouck. «En sus óleos a veces intervenía algo de imaginación, pero siempre se basaban sobre estudios detallados. Sus cuadros nacían de la observación directa y le concedía una gran importancia a captar con precisión los fenómenos atmosféricos, los efectos de la luz sobre extensas áreas de agua o los detalles técnicos de las embarcaciones», analiza la conservadora. En el caso de sus paisajes gallegos, los pequeños botes pesqueros que faenaban en la ría o la majestuosidad del océano con Fisterra al fondo.
Pinturas de guerra
Pero las acuarelas no se limitan al paisajismo. En Watercolour World también hay dos ejemplos gallegos de cómo la técnica se utilizó para retratar episodios históricos. Ambos se localizan en A Coruña y tienen como marco la Guerra de la Independencia. El artista suizo Henri L’Evêque (1769-1832) recreó la muerte de Sir John Moore tres años después de la batalla de Elviña, en 1812 -el original está en las colecciones del Museo Británico-, mientras que el escocés Robert Ker Porter (1777-1842) retrató en 1810 un dragón francés a caballo de la misma guerra.
Ker, hijo de militar, decidió que su vocación era la de pintor de batallas y para ello se formó en la Royal Academy. El zar Alejandro I le dio empleo y frecuentó la corte de Gustavo IV de Suecia, donde conoció a Sir John Moore y a quien habría de acompañar en su última y mortal campaña gallega. La vida de Ker fue pura aventura: publicó en vida álbumes con sus dibujos, recorrió la ruta de la seda y fue cónsul en Venezuela. Se casó con una princesa rusa y está enterrado en San Petersburgo, a la espera de que alguien escriba una novela sobre su biografía.