Miriam Rodríguez, de OT:  «Si tengo un bajón, compongo»

Álvaro Alonso Filgueira
ÁLVARO ALONSO REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

PINTO Y CHINTO

La cantante eumesa lanzará muy pronto su primer disco y su primera gira en solitario, con tres paradas en Galicia

29 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Le sigue gustando eso de leona. Sus seguidores le pusieron el apodo mientras estaba en la academia de Operación Triunfo y desde entonces no ha dejado de demostrar el porqué. «El pelo, el carácter, la sensibilidad, la fragilidad. Son muchas cosas con las que me siento identificada. Me gusta», dice Miriam Rodríguez Gallego (Pontedeume, 22 años), en plena vorágine de trabajo. Pronto saldrá a la luz su primer disco y también en nada hará su primera gira en solitario, con tres paradas en Galicia, que para ella «es casa».

-Menudo ritmo lleva.

-Bastante, sí. Ahora mismo no paro un segundo.

-Y eso de la fama, ¿cómo va?

-No tengo mucho en cuenta el término fama. No me veo dentro de ese concepto. Sigo siendo la misma persona que era antes, me comporto igual. Únicamente, la parte profesional ha cambiado para mucho mejor, como es evidente. E intento aprovecharlo lo máximo posible.

-¿Le paran mucho por la calle?

-Dependiendo de por qué calle [suelta una carcajada]. No, no demasiado. El otro día me pasó una cosa muy curiosa: estaba metida en un coche y solo se me veía la mano, pero un chico se dio la vuelta y me reconoció: «¡Ay! Adiós, Miriam». Fue como si se le hubiese olvidado saludarme. La naturalidad con la que me saluda la gente es muy guay. El hecho de haber estado en un 24 horas hace que te conozcan como de toda la vida.

-Le han visto hasta en pijama...

-Creo que eso está muy bien. Al fin y al cabo, somos personas. Como todo el mundo, nos levantamos en pijama, sin maquillar y nuestra vida es la misma.

-¿Qué tal la promoción de su sencillo, «Hay algo en mí»?

-Muy bien, mejor de lo que me hubiera imaginado. No puedo pedir más. La gente se involucró mucho con esto y la respuesta fue más que buena. Llegar a un concierto y ver que la gente lo canta contigo, es quizás lo mejor. Es maravilloso.

-Contiene mucho mensaje.

-Es muy claro. Es un mensaje de igualdad. La mujer es libre por sí misma, no pertenece a nadie. No somos mejores ni peores, somos iguales.

-¿Algo en usted que no se sepa?

-Quizás muchas cosas que se irán viendo a lo largo de la carrera. Una persona poco a poco se va desarrollando.

-Tendrá momentos de bajón...

-Intentas que no, pero siempre sí. Este mundo es muy de altos y bajos. Cada día te levantas de una manera. Es algo a lo que nos enfrentamos y para lo que tenemos que estar preparados, sobre todo psicológicamente. Los concursantes de OT estamos viviendo una especie de shock emocional: muchas cosas en muy poco tiempo.

-¿Adónde va para desconectar en esos malos momentos?

-Ahora mismo no puedo ir a ningún sitio [se ríe]. Trabajo sin parar. Ojalá pudiera, en un momento de bajón, coger un avión y marcharme a una playa de Galicia. Pero no es el caso, estoy en un momento de pleno trabajo. Si tengo algún momento de bajón, lo mejor que puedo hacer es utilizarlo para componer.

-¿Echa de menos Galicia ahora que vive en Madrid?

-Evidentemente, mucho. El mar, mi casa y todo lo mío. Pero en esta vida hay que adaptarse a las circunstancias y también valorar lo que me está pasando, que puede que ocurra solo una vez en la vida. Hay que disfrutar las cosas como vienen.

-Menuda morriña...

-¡Es que es el sitio más bonito del mundo! También su gente. Todos los gallegos tenemos morriña, pero creo que la mía se multiplica. Para mí, que soy muy rural, me parece que Galicia da tranquilidad, es casa.

-No para de subir fotos a sus redes sociales. ¿Le gusta disparar o posar?

-Me gustan las dos cosas: sacar y que me saquen [sonríe].

-¿Es presumida?

-No demasiado. Considero que tengo un rollo muy personal, voy a lo mío. Me gusta sentirme bien conmigo misma al mirarme al espejo. No salgo a la calle para gustarle a nadie más que a mí. Y hay muchas veces que voy sin maquillar y no pasa nada.

-¿Y tiene mala leche?

-Tengo carácter, pero no mala leche. Cuando hay que decir que no, sé decir que no. Me gusta ser sincera y soy muy transparente, pero también soy cercana, sensible, empática y muy familiar. Quiero que la gente se sienta a gusto conmigo, ser una persona en la que se pueda confiar. Me tomo las cosas con mucha calma, sobre todo últimamente. Odio discutir y enfadarme. Parece que soy una persona fácil de enfadar, pero es al revés. Cuando realmente me enfado, me duele, porque no me gusta perder el tiempo en eso.

-En el 2002 estaba cantando «Europe’s living a celebration» en su colegio y ahora aquí.

-Cómo cambia la vida, las vueltas que da. De imaginártelo y desearlo con tanta fuerza a que te pase lo que estoy viviendo, es muy heavy. Me parece increíble. Los sueños se cumplen.

-¿Era buena alumna?

-Intentaba serlo. Siempre intenté cumplir. Sabía a lo que me quería dedicar y que iba a ser difícil, entonces creo que desde pequeña fui demostrando interés y ganas de currar.

-Seguro que era muy habladora.

-Superhabladora, una metralleta. Me tenían que mandar callar todo el rato.

-Pues antes de que tenga que retirarle la palabra, defínase con una.

-Perfeccionista.