Tracy Chevalier: «Mi novela es una especie de cara B, oscura, de "La casa de la pradera"»

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

CULTURA

Alejandro García | efe

Publica un libro sobre los pioneros en los Estados Unidos del siglo XIX en la que los árboles son protagonistas

13 oct 2017 . Actualizado a las 07:44 h.

Alcanzó la fama con La joven de la perla (1999), una novela inspirada en el cuadro de Vermeer de la que vendió cinco millones de ejemplares y que fue llevada al cine con Scarlett Johansson como protagonista. Tracy Chevalier (Washington, 1962) publica ahora La voz de los árboles (Duomo), ambientada en el siglo XIX, que sigue la trayectoria del matrimonio formado por James y Sadie y Goodenough y sus hijos, desde que dejan Nueva Inglaterra para instalarse en los pantanos de Ohio. Su hijo menor, Robert, se marcha a California durante la fiebre del oro. Los árboles, manzanos y secuoyas, también son protagonistas.

-¿Qué le atrae de la época de la colonización de Estados Unidos, presente en su obra?

-Es un período con mucho movimiento de personas, que iban hacia el oeste y se expandían muy rápidamente. Es el momento, especialmente el que trato en este libro, del nacimiento del sueño americano. Ese deseo de los americanos de huir de sus problemas yendo hacia el oeste es, en parte, de lo que trata este libro.

-Desmitifica ese sueño americano, la imagen idealizada de los pioneros o de los mineros que se enriquecían con el oro.

-Sí. Tenemos una visión muy romántica de los pioneros y de los mineros y, en cierto modo, yo quería escribir la realidad oscura de lo que implicaba emprender una nueva vida en un lugar tan salvaje. Durante la fiebre del oro se desarrolló la idea de que podías cambiar tu vida y dejar todos tus problemas atrás. Pero cuando empecé a investigar descubrí que la mayoría de los mineros no ganaban mucho dinero, eran los que estaban a su alrededor y les proporcionaban los servicios los que más se beneficiaban, porque elevaban mucho los precios. Los mineros se gastaban mucho dinero en prostitución o en el casino.

-¿Su novela es como la cara B de «La casa de la pradera»?

-Me encantan los libros de La casa de la pradera, no la serie de televisión, que es muy diferente. Los libros de Laura Ingalls tratan de una familia que tiene dificultades, pero que está muy unida. Me interesaba saber qué le pasaría a una familia disfuncional en un entorno como ese. Sí, es una especie de cara B, oscura, de La casa de la pradera.

-En sus novelas los protagonistas suelen huir de una sociedad con la que no están conformes en busca de un ideal.

-Sí. Y a veces no lo encuentran, pero creo que en este libro Robert sí es capaz de encontrarlo, una vez está dispuesto a enfrentarse con el pasado de su familia.

-¿De dónde le viene el amor a los árboles que se ve en la novela?

-De mi marido. A mí me han ido interesando cada vez más hasta escribir este libro, en el que son personajes muy importantes.

-¿Por qué le interesó John Chapman, apodado Johnny Appleseed, Juanito Manzanas?

-Cuando yo era pequeña nos hablaban de él, es un héroe folclórico americano. El hombre real que descubrí compartía algunas características con el mito, era excéntrico, iba descalzo, llevaba un sombrero de hojalata, pero también ganaba dinero y pertenecía a la secta cristiana swedenborgiana.

-Revela que los manzanos provenían realmente de Kazajistán.

-Una vez más hablamos de la migración. No hay nada más americano que el pastel de manzana, pero las manzanas no son americanas originalmente. Los árboles migran con las personas. La historia de los árboles cuenta la historia de las migraciones humanas.

-¿Cree que un hombre habría sido capaz de crear un personaje como Sadie, una mujer alcoholizada y abusadora, o le habrían acusado de misoginia?.

-Posiblemente. Yo puedo hacerlo porque soy mujer. Me encantó crear este personaje, porque es muy fuerte e incomprendida por su familia.

-¿Cree que la literatura escrita por mujeres se diferencia de la de los hombres?.

-Sí, cuando miras el mundo desde un punto de vista en el que no tienes el poder económico y social lo ves diferente.

-¿Qué ha significado para usted «La joven de la perla»? ¿Sintió presión en sus siguientes libros?

-Pude ver la escritura como una carrera profesional. Supe que tenía un público. La presión para escribir existió, pero siempre he escrito lo que he querido y por suerte mis lectores me han acompañado.

«Reino Unido será una pequeña isla que no importe a nadie»

«Hay diferentes factores que han contribuido a crear este monstruo que tenemos ahora en la Casa Blanca», asegura Tracy Chevalier, que no duda en criticar duramente al presidente de Estados Unidos.

-La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha significado un retroceso en el trato a los inmigrantes. ¿Lo considera una atentado al sueño americano de un país formado por personas de múltiples procedencias?

-Sí, lo es, pero creo que no va a funcionar. Trump ha olvidado que su familia es de origen alemana. En Estados Unidos todo el mundo viene de otro lugar, salvo los nativos. Mi padre, por ejemplo, nació en Suiza. Trump está utilizando la inmigración como una forma de justificar por qué las cosas no van bien a una parte de la población, que no tiene trabajo o es adicta a los opiáceos. Y es muy fácil señalar a los inmigrantes y echarles la culpa.

-¿Cómo es posible que Estados Unidos haya pasado de tener un presidente como Barack Obama a otro como Donald Trump?

-Cuando Obama fue elegido ganó con una mayoría holgada, pero existía una minoría importante que lo odiaba. También había una masa silenciosa que sentía que no estaba siendo escuchada. Lo que hay que recordar con la victoria de Trump es que no ha salido de la nada, sino que sus votantes llevan ahí mucho tiempo y eso es lo que asusta. Lleva ocho meses en la presidencia, le quedan 40 meses más y nadie se puede imaginarlo que puede pasar en todo ese tiempo. No creo que aguante los cuatro años.

-Usted leva más de 30 años viviendo en Londres. ¿Qué opina del «Brexit»?

-Esoy muy disgustada con lo que está pasando, creo que es una locura para un país tirar a la basura la influencia y el poder que tiene. Nos vamos a convertir en una isla pequeña que no le importe a nadie y ya se está empezando a ver. Nos vamos a empobrecer tanto económica como socialmente.