Santa Eulalia de Bóveda, una primicia que esperó dieciséis siglos

Suso Varela Pérez
SUSO VARELA LUGO / LA VOZ

CULTURA

ALBERTO LÓPEZ

La Voz fue el primer medio que informó en 1926 del hallazgo del templo de Bóveda

31 may 2017 . Actualizado a las 09:56 h.

Los principales arqueólogos e historiadores de Europa en la primavera de hace 90 años tenían sus ojos puestos en un extraño hallazgo ocurrido en una parroquia a 14 kilómetros de Lugo, en Santa Eulalia de Bóveda. Un año antes, en 1926, se hacía pública la noticia de la aparición «de un templo de los primeros siglos del cristianismo, de tipo único en Galicia y quizás en España», tal y como recogía el 1 de agosto de ese año La Voz de Galicia. Era la primera vez que un medio de comunicación publicaba la aparición de un monumento que, efectivamente, con el paso de las décadas, se ha convertido en una de las joyas paleocristianas del continente.

El historiador y autor de la tesis doctoral sobre el templo lucense, Enrique Montenegro, acaba de presentar un estudio en la revista Lucensia sobre la importancia que tuvo la figura de José María Penado -el sacerdote que descubrió el templo- y la publicación de la noticia en La Voz de Galicia. A partir de su difusión, de la que se hicieron eco el resto de periódicos gallegos y nacionales, comenzó el interés de investigadores y a su vez se aceleró el proceso para la excavación de este «importante hallazgo arqueológico». Todo ello desembocó, en solo cuatro años, el 3 de junio de 1931, en su declaración como monumento histórico-artístico nacional.

Pero el descubrimiento de esta joya construida entre los siglos III y IV -que, según la tesis de Montenegro, fue inicialmente un templo funerario dedicado al dios Dioniso- tiene historia, tal y como recoge la noticia de 1926 de La Voz de Galicia: «El monumento ya fue descubierto hace una docena de años, sin que la noticia trascendiera entonces ni nadie, por tanto, se hubiera dedicado a estudiarlo». Efectivamente, Santa Eulalia de Bóveda había sido descubierto en 1914 por el párroco José María Penado. Montenegro explica que el sacerdote pudo comprobar que el terreno del atrio de la iglesia moderna cedía en algunas partes: «No dudó en excavar un ajustado hueco que facilitase el paso de una persona» y se encontró con las bóvedas decoradas con pinturas hoy tan reconocidas. ¿Qué sucedió entre 1914 y 1926 para que no se diese a conocer su hallazgo? Montenegro explica que Penado se encargó de protegerlo y bloqueó el acceso a un templo que estuvo plenamente accesible hasta mediados del XVIII, pero que después quedó oculto por la iglesia moderna. Dio cuenta del hecho al Obispado y posteriormente a Diputación y Concello, «pero la escasa agilidad de respuesta de las autoridades competentes» no se subsanó hasta la primavera de 1926. Fue entonces cuando comenzaron las visitas de especialistas de la Real Academia Galega y de la comisión de monumentos, arrancaron las primeras excavaciones, se publicó la noticia en La Voz e, incluso, en marzo de 1927, llegaron excursiones de arqueólogos germanos. Nacía el mito Santa Eulalia de Bóveda.

ARCHIVO JUAN RAMÓN SUÁREZ NÚÑEZ

La noticia del 1 de agosto fue recogida de inmediato por la prensa gallega y nacional

La página 5 de La Voz de Galicia del 1 de agosto de 1926 arrancaba con un llamativo «interesantísimo hallazgo». Era la primera vez que se publicaba la aparición de este templo único. Anotaba que, para visitarlo, «hay que descender a tres metros de profundidad por un hueco abierto en el atrio de la actual iglesia». La noticia, que se basa en el Boletín de la Real Academia Gallega, ya destaca la singularidad de Santa Eulalia: «La bóveda y las paredes están cubiertas de pinturas, admirablemente conservadas, que representan árboles, plantas, frutas y aves. Arranques de arcos, una curiosa ventana, ladrillos de solar, un fuste de columna de mármol y otros restos interesantísimos han podido ser examinados; pero lo más importante del templo permanece cegado por escombros».

Al día siguiente ya se hace eco de esta publicación el diario de Lugo El Regional, quien transcribe la noticia de «nuestro querido colega coruñés La Voz de Galicia». El 3 de agosto lo recoge el Progreso (Pontevedra), el 4 El Compostelano, el 6 de agosto La Vanguardia y el 11 El pueblo Gallego (Vigo). Fue el inicio de este particular bum mediático.