La obra, que se aproxima al «thriller», parte de la paradójica situación de un anciano de 92 años que teme ser asesinado
10 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Carlos Reigosa presentó ayer en Madrid en la Casa de Galicia La venganza del difunto, obra escrita en gallego inicialmente, y con la que ahora muestra en castellano su maestría en un género cercano a la novela negra pero al que él añade ingredientes reconocibles, en este caso con Vigo como escenario, aunque con el añadido final del barrio de Palermo de Buenos Aires. Y Reigosa, con su detective Nivardo Castro, vuelve a hilvanar una trama en la que propone el juego de un personaje que contrata al policía para que investigue su propia muerte, porque teme que el pasado vuelva en forma de crimen.
Pero, junto al interés de la propia obra, Reigosa explicó ayer que la aspiración de todo escritor ha de ser llegar a lo global aunque sea partiendo de lo local. «Uno pretende ser escritor para todos. Cuando algunas de mis novelas han tenido seguidores, siempre he pensado hacerlas llegar a cuantos más lectores sea, mejor», insistía. Y demostró que cuenta a su favor tanto con la experiencia como con la destreza del gran narrador: «La obra se centra en un Vigo en el que durante la Segunda Guerra Mundial, en la España de la posguerra, mientras en las ciudades había pobreza, ahí había riqueza. Había dinero porque la empresas conserveras fomentaban mucha actividad económica. Todo eso me permite crear una historia con verdades y ficción en los que se mueven los personajes», explicaba.
La paradoja del anciano
Con esos mimbres, La venganza del difunto se aproxima al thriller y mantiene el interés durante toda la obra partiendo de la paradójica situación de un anciano de 92 años que más que temer por su muerte, biológicamente próxima, teme ser asesinado. Con lo que Reigosa incorpora otro atractivo, que no es otro que el de abordar una intriga que abarca la vida de una persona desde el momento en el que el pasado vuelve y se convierte en pieza fundamental para determinar el futuro, aunque sea en forma de final.