«El arte es un espejo en el que se refleja tu propia experiencia»

Xesús Fraga
xesús fraga REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

C.Q.

Un nuevo álbum y varias reediciones confirman la popularidad de Jiro Taniguchi entre los lectores españoles

12 feb 2017 . Actualizado a las 00:43 h.

Este año ha sido provechoso para los numerosos lectores españoles de Jiro Taniguchi (Tottori, Japón, 1947). Ponent Mon publicó su penúltimo trabajo, Los guardianes del Louvre, nuevas ediciones de sus obras -entre ellas, su clásico Un zoo en invierno- y la edición definitiva de una de sus joyas, El caminante. Su personal estética y su habilidad para abordar registros variados han hecho de él uno de los mangakas (autores de cómic) más leídos en España y Europa.

-La publicación en España de la edición definitiva de «El caminante» coincidió con la aparición de una traducción de «Caminar», de Henry Thoreau, que unía las ideas de andar, libertad y naturaleza, también presentes en su cómic. ¿Comparte esta conexión?

-Ya había dibujado El caminante cuando leí Caminar, así que no recibió su influencia. Sin embargo, el tema es el mismo que el de la obra de Thoreau. Al principio me preocupaba dibujar un manga basado solo en la idea de andar, pero conforme paseaba con toda tranquilidad y observaba las pequeñas cosas a las que no había prestado atención hasta entonces, me di cuenta de que tenía una historia. Pues sí, hay «libertad» y «naturaleza». Existen cosas que solo puedo ver cuando camino. Me alegro de expresar a través del manga el cambio de las estaciones en las afueras de cualquier ciudad en Japón. Es una obra importante para mí, que me ayudó a desarrollar mi estilo.

-La soledad también está muy presente en esa obra, al igual que en «Los guardianes del Louvre».

-No era mi intención abordar el tema de la soledad, pero me resulta más fácil crear una obra cuando dibujo en primera persona. La libertad que da pensar solo a veces me salva del estrés. En Los guardianes del Louvre hay un protagonista que habla del arte. Pensé que era el estilo de expresión con el que podría narrar la historia con más claridad. El arte no es unidireccional, sino que varía mucho dependiendo de la edad de quien lo vea, el lugar, el tiempo, el ambiente. Tu sensibilidad se cultiva mediante el arte; por lo tanto, puede decirse que el arte es un espejo en que se refleja tu propia experiencia. Conforme creces, tu punto de vista sobre el arte cambia en diversas direcciones.

-Aquí interviene también, como en otras obras suyas, el juego entre lo vivido y lo soñado. ¿Proviene del interés en Japón por los sueños o los fantasmas?

-Cuando cuento una historia, el pasado es una condición importante para mí. Creo que a la hora de dibujar sobre nuestra época, expresar el pasado es uno de los factores importantes. Es un placer imaginarme el tiempo del pasado. También es necesario para hacer una obra expresar el mundo de la quimera, por ejemplo, fantasmas o fantasías, comparados con la realidad. En la cultura japonesa los fantasmas y los espectros viven en nuestra vida desde la edad antigua.

-Ha dibujado desde aventuras de montañeros a episodios históricos, pasando por relatos intimistas o de novela negra...

-Me interesan mucho las historias de varios géneros. Cuando me interesa una película o una novela, pienso en si podría dibujarla. Si esa intención es viable, la dibujo. Cuando pruebo algo nuevo, mi corazón siempre salta. Y siempre puedo desarrollar mi estilo de expresión poco a poco. El estilo de expresión de manga aún está evolucionando. Creo que el manga es un medio de expresión nuevo y fuerte que puede impresionar a los lectores, al igual que películas y novelas.

-«Un zoo en invierno» refleja el ambiente del manga cuando usted empezó. ¿Ha cambiado mucho desde entonces? ¿Cómo es un día de trabajo para usted?

-La situación actual de la producción de mi manga ha cambiado. Aunque no ha cambiado básicamente el hecho de que me apremian los trabajos, al igual que la mayoría de los mangakas populares, el único cambio que he percibido es que la tecnología de la producción de manga ha pasado de lo analógico a lo digital. La mayoría de los mangakas jóvenes que acaban de estrenarse crean una nueva estética haciendo pleno uso de la tecnología digital. Probablemente, en el futuro el manga estará aún más digitalizado. Mi vida diaria es muy sencilla. Me levanto a las once y desayuno tranquilamente. A la una y media entro en mi estudio, trabajo unas seis horas y luego regreso a casa. En casa veo deuvedés o leo libros, ceno sobre las nueve y me acuesto a la una.

-Algunas de sus obras son puro dibujo, como películas mudas. ¿Se siente cómodo con ese formato, casi sin palabras? ¿Prefiere el blanco y negro o el color?

-Lo importante de la expresión de manga es la disposición de las viñetas. Es similar a la expresión de una película. El mangaka desempeña el papel de realizador, dramaturgo, diseñador, director, reparto de papeles... Las viñetas se pueden utilizar como si fuera una filmación a cámara lenta. En El caminante omití las palabras que se pudiesen expresar con el dibujo. Con este estilo de expresión, las palabras desaparecieron poco a poco y el manga casi se convirtió en una película muda. Aún ahora trato de omitir las palabras y expresar a través del semblante de los personajes lo que pueda expresar con dibujo. En cuanto al fondo también trato de dibujarlo como si fuera un personaje. Además, doy importancia al ritmo y el equilibrio de las palabras. Actualmente, me siento más cómodo dibujando con color. El blanco y negro es un estilo de expresión muy bueno porque deja un espacio a la imaginación de los lectores y también puede causar un impacto grande mediante la precisa intensidad de luz y sombra en el dibujo. Suspiro por el dibujo con una expresión fuerte solo en negro y blanco sin semitonos. Es un tema pendiente en mi trabajo.

«Miguelanxo Prado es uno de mis autores favoritos»

La popularidad de Taniguchi entre lectores en todo el mundo se debe no solo a la diversidad de sus cómics: lo que verdaderamente lo singulariza son sus historias más intimistas, centradas en los sentimientos de sus personajes, cuyos dilemas, ilusiones y contradicciones retrata con sutileza.

-«Los años dulces» y su tratamiento del amor recuerda a algunos filmes de Ozu. ¿Es una influencia para usted?

-Sí, es cierto que me ha influido el cine de Ozu, aunque no de una forma concreta. Con el dibujo pruebo a reflejar la atmósfera de las películas de Ozu. Así que tal vez la expresión de Ozu se refleje en mi obra inconscientemente. Traté de evitar la expresión exagerada, que es particular en el manga. Di importancia a pensar cómo puedo dibujar para que la descripción parezca natural. Muchas películas producidas alrededor de la Segunda Guerra Mundial tienen una expresión natural y realista.

-¿Conoce la obra de Miguelanxo Prado? ¿Le gustaría venir alguna vez al festival Viñetas desde o Atlántico en A Coruña?

-Vi al señor Prado en el Festival de Angulema en el 2003. Antes de conocerlo tenía algunas obras suyas. Es uno de mis mangakas favoritos. Me gustan mucho sus obras recientes. Me gustan sus colores al pastel. Me invitó una vez al festival de A Coruña, pero tuve que rehusar porque estaba muy ocupado. Me interesa mucho España. Creo que visité el Salón de Barcelona en torno al año 2000. Sin embargo, recientemente no he podido participar con frecuencia en los festivales en países extranjeros debido a un problema de fuerza física. Es una gran pena.

-¿Qué más le pide al cómic? ¿Hay algo que crea que le queda por hacer?

-Sinceramente, nunca hubiese pensado que continuaría dibujando hasta esta edad, 68 años. Además, me siento muy feliz de que mi manga haya sido aceptado por los lectores extranjeros. Creo que voy a continuar dibujando todo lo posible. Si pudiera dibujar con libertad y tranquilidad sin pensar en la fecha límite de entrega... no hay más felicidad que esto. Hay una cosa que quiero hacer. Actualmente estoy elaborando un plan para dibujar un manga como si fuera un libro ilustrado. Me gustaría dibujar un libro ilustrado con una historia utilizando una maqueta de viñetas. De todos modos, creo que siempre estaré imaginando historias y dibujando.

Traducción del japonés de Masashi Oki.