Juan Genovés: «Francis Bacon me compró un cuadro porque no sabía pintar multitudes»

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

CULTURA

MARCOS MÍGUEZ

El artista valenciano expone en el MAC un conjunto de obras que fue guardando en un almacén desde los años setenta hasta la actualidad

02 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es historia viva del arte, y de España. Evoca conversaciones con Marcel Duchamp en Nueva York o como un joven Francis Bacon que le compró uno de los cuadros de su serie Multitudes: «Me dijo que él quería haber pintar multitudes y no sabía cómo, pero yo había dado con la clave». Multitudes es también el título de la exposición que desde anoche se puede ver en el Museo de Arte Contemporánea Gas Natural Fenosa (MAC). Juan Genovés (Valencia, 1930) posaba ayer ante unos cuadros en los que, según escribe en el catálogo el crítico británico Philip Wright, despliega recursos propios del pop desde «una temática profunda, seria y políticamente comprometida».

-Los cuadros parecen fotos pero al acercarse sorprende el minucioso relieve de los mismos.

-Hay pintura que es fotogénica pero creo que la mía no lo es y hay que verla directamente. Hacerlo en relieve tiene la ventaja de que, según donde se ponga el cuadro y según donde esté la luz, las sombras cambian y entonces el cuadro se transforma en cada momento. Al llegar aquí vi la exposición ya montada y tuve la impresión de que cada cuadro era diferente, casi no recuerdo cuando lo hice y lo puedo mirar como si fuera de otro pintor.

-¿Por qué pinta multitudes?

-Nunca he pintado una multitud que sea una especie de sombra. Los he pintado uno a uno, haciendo un esfuerzo que me parece que se puede ver y donde cada figura es diferente porque creo que las multitudes las formamos las personas, una a una. Es una obsesión mía, intento siempre en el trabajo pensar que hay que diferenciar cada una de las figuras.

-Eso es muy laborioso, ¿no?

-Si, soy una especie de hormiga que estoy trabajando siempre. Estos cuadros son los que me he quedado, que me quedo con muy pocos porque mi obra está en todo lo que es el mundo del arte. Lo hice porque tengo como un instinto por ellos, aunque esto es solamente como el cinco por ciento de lo que he pintado.

-Parecen obras muy sensibles para ser trasladadas...

-Es bastante difícil y esta exposición ya lleva tres o cuatro traslados. Pero claro, son unos cuadros que los tenía guardados y en cierto momento pensé: un cuadro que no lo mira nadie no es un cuadro ni es nada, necesita que se le vea. Y empezamos esta serie de exposiciones: cada año vamos a un par de sitios en España y luego iremos a museos de todo el mundo.

-¿Cómo cuales?

-Shanghai es uno de ellos. Moverlos tiene sus riesgos, porque en uno de los cuadros un niño ha hecho una raya, debe ser un niño porque eso no lo haría un adulto, aunque al final conseguimos arreglarlo.

-En los lienzos hay de todo: botones, cuerdas, alambres...

-Cuando se expuso en Valencia, en mi tierra, había una señora que estaba mirando un cuadro todo el tiempo y fui hablar con ella. Le dije que era el pintor, que estaba intrigado, y me contestó: «Estoy segura de que yo estoy ahí y me estaba buscando a ver quien soy». Y me pareció muy bonito, no me lo dijo a mí, sino a la pintura. Me parece muy grande que alguien pueda buscarse en la pintura, si en la pintura no hay búsqueda no hay pintura.

-¿Qué cuenta en los dos vídeos que hay en la exposición?

-Uno de ellos es el que emitió varias veces Televisión Española en esa serie de los viernes que se llama Imprescindibles. Ha tenido mucho éxito porque la gente me para por la calle y me pregunta por cosas de ese vídeo. El otro se estrena en esta exposición y es de los recuerdos que tengo de la guerra civil, que empezó cuando yo tenía seis años. Había entonces un primo mío, que era de la brigada de Urruti, y fue para mí como un padre. Después de la guerra estuvo escondido en mi casa durante tres años. Se llamaba Ramón Tortajada, era comandante en la guerra y me enseño mucho de lo que era la democracia, me descubrió lo que era la vida.

Sorprendido por la presencia de Pierre Levai, presidente de la Marlborough de Nueva York

«Siempre es bueno dar sorpresas a la gente». Con estas palabras, y una sonrisa, explicaba Pierre Levai, presidente de la Marlborough Gallery Nueva York, su presencia ayer en el MAC. Y aunque la sorpresa era para Genovés, el revuelo por la presencia de una de las personalidades más importantes del mercado del arte era general. Juan Genovés, después de saludarlo, también sonreía, sin ocultar su satisfacción: «Es estupendo que haya venido porque además es una persona que él sí que tiene una biografía estupenda, ha conocido a todos los artistas... Bueno, a mí me ha presentado a Duchamp en una exposición que tenía en Nueva York y pude hablar con él». Insistía Genovés en señalar a Levai como «una figura en el mundo del arte; que haya venido aquí hay que agradecérselo porque siempre ha sido muy discreto, ha estado detrás de los artistas, porque ha conocido a muchos y sabe que lo que diga influye en los otros artistas que no hablan».

-¿Cuanto tiempo lleva usted siendo artista de esta galería?

-El año que viene hará 50 años. Ellos han distribuido toda mi obra y se ocupan de la venta. Es una gran galería y cuando yo fiché por ellos era la primera del mundo, indiscutible.

-¿Como ocurrió eso?

-En la Bienal de Venecia, en el año 1966, me dieron el Premio de la Crítica. El embajador español se bajó del estrado cuando lo anunciaron, porque era del régimen, y se marchó. O sea que fíjate que apoyo español tenía yo en Venecia. Entonces solo llevaba diez cuadros, que estaban puestos allí en una esquina, y se vendieron todos. Aquello fue un exitazo y tenía las tarjetas de galerías de todo el mundo, pero cuando apareció la Marlborough, al segundo día, ya tiré con todas las demás. Pasé de no tener ninguna galería a tener la mejor del mundo, era algo como de película pero así ocurrió.

-¿Y van a celebrar de alguna manera esos 50 años?

-El año que viene, en septiembre, haremos alguna gran exposición en Nueva York. Allí irán también estas Multitudes. También estará la última obra mía, que no está aquí, la estoy preparando todavía. Que Pierre Levai halla querido venir a A Coruña es que está pensando ya en el cincuentenario. Me ha sorprendido mucho porque en ninguna exposición mía, si ha estado, ha querido hablar.