La mascota del cantante, estrella de la película de su mujer, Laurie Anderson
10 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Laurie Anderson sorprendió en la Mostra de venecia con su Heart of A Dog, película de montaje en donde surge la estrella inesperada de esta edición, Lolabelle, la perra que acompañó durante muchos años a la perfomer y ocasional cineasta y a su marido, Lou Reed. Existía curiosidad por ver y escuchar a Laurie Anderson, que no dirigía desde que en 1986 filmó sus conciertos en Home of the Brave. Porque Heart of A Dog prescinde de la Anderson artista. Es una carta íntima, una invocación musitada en la que la figura de la perra Lolabelle, su habilidad insólita como pianista de vanguardia, su asimilación del peligro desconocido que para ella viene del aire, en forma de un halcón como metáfora del 11-S, la enfermedad y la manera en que Anderson afronta la desaparición del animal son marco para un medido ensayo en imágenes en donde caben reflexiones existenciales muy ligadas al budismo -pero que no suenan a huero proselitismo, sino que fluyen espontáneas-; y también guiños políticos, como el dedicado a las nuevas instalaciones de la CIA en el desierto de Colorado, comparadas aquí con las pirámides de Egipto, donde se guardan los datos y secretos no de los faraones, sino de los ciudadanos de a pie.
La infancia como paraíso perdido, las historias de amor que son todas «historias de fantasmas», en cita de David Foster Wallace, el aura de acercamiento natural a la muerte, o mejor, al «Bardo», el espacio de 49 días donde nuestra alma espera rehabilitarse, son elegante tributo al Lou Reed desaparecido, nunca citado por Anderson en su hermoso film elegíaco.
Skolimowski: «11 minutos»
Jerzy Skolimowski es un veterano de la rabiosa escuela polaca cuyo más internacional exponente fue Polanski. En 11 Minutos, juega a viejo zorro de este oficio al ofrecer un filme de apariencia convulsa y contar en paralelo los últimos momentos de las vidas de una serie de personajes, en un Short Cuts impostado que juega a vibrante pero es poco más que humo, virtuosismo técnico, habilidad para simular genial locura en este birlibirloque tramposo de historias coetáneas en las que el sexo, el destino, el crash final, están siempre al servicio de un circo de malas artes. La engañifa se ganó ovaciones. Pero qué lejos está este Skolimowski del que hace cinco años se llevó premio con Essential Killing.