«Ser curioso te lleva a sitios que no controlas, pero lo prefiero»

PACHO RODRÍGUEZ

CULTURA

20 jun 2014 . Actualizado a las 15:59 h.

Ya hace años que a Drexler se le veía experimentar con un sencillo sampler en alguno de sus temas y se veía que el cantautor quería más. Eran conciertos de culto pero con mucha aceptación por parte de un público que en cuanto lo descubrió se subió a su historia. Para el recuerdo queda aquel Eco de hace diez años elogiado por todos, Sabina incluido, otros discos, un Oscar (por una de sus canciones menores) y proyectos variopintos. Pero lo mejor son sus canciones, a partir de su último disco, Bailar en la cueva, con un guiño al baile: ahí está ese videoclip del single Universos paralelos, dirigido por David Trueba.

-Para un uruguayo, ¿Galicia es una visita obligada?

-Hace tiempo que no voy. Y sí, Galicia tiene una relación muy poderosa con Uruguay que hace que me guste, pero además esa dulzura misteriosa de la gente hace que te sientas como en casa.

-Su nuevo disco está encaramado en los primeros puestos de ventas. ¿Era ese el objetivo?

-No es mi Liga, pero me siento orgulloso. Que a alguien que llega de un lugar chiquitito como Uruguay le abran las puertas es un honor. Hemos sido número 1 en lugares donde lo son Shakira, Juanes o Calle 13.

-Es la prueba de que ha conseguido que no lo encasillen. Siempre dice que no le gusta la palabra cantautor...

-No me gusta. Y, en cambio, sí me gusta que no se me encasille en un terreno preestablecido. No soy ni folclorista, ni eléctrico, ni jazzero... No soy nada ortodoxo.

-Grabó el disco en Colombia, incorporó a sus músicos de cabecera, lo terminó en España... y al final suena a Drexler. ¿Cuál era su intención inicial?

-Uno de los objetivos era salir de la zona de confort. Sabíamos qué buscábamos en Colombia: un hincapié rítmico, pero no sabíamos qué íbamos a encontrar. Y lo que ha salido es un disco, para mí el primero, que ayuda al baile.

-Sus letras siempre dejan el poso reflexivo de que todo es relativo. ¿Es una de sus señas de identidad?

-No es algo consciente. Uno no escribe de lo que piensa, sino de lo que puede. Soy hijo de un matrimonio mayor con dos visiones del mundo antagónicas y me he visto siempre en la necesidad de compatibilizar criterios. Puede ser eso.

-Y cuando opinan sobre usted, ¿le gusta lo que oye?

-Siempre me gusta la opinión de los demás, no para seguirla a pies juntillas, pero sí porque tiene una ventaja: la perspectiva. Es un diálogo en el que tú pones cosas y que a veces genera otras, incluso de mayor calidad. A veces solo es cuestión de matices. Yo escribo para ser escuchado, no obsesionado por tener más oyentes, para plasmar mi visión de la realidad. Y pienso si será perceptible y comprensible. Para lo otro están los diarios.

-El mundo discográfico se derrumbaba y se rediseñaba casi y usted buscaba cosas nuevas como el Proyecto N, que era todo un mundo. ¿Esa es su actitud ante situaciones como la crisis general?

-Para bien y para mal, soy una persona muy curiosa. A veces te lleva a zonas que no controlas, pero prefiero que sea así. Dice Leonard Cohen que quejarse no conduce a nada. Y es cierto. La queja es la peor de las actitudes. Siempre que he visto una injusticia, me salgo e intento estar lo más proactivo posible.

-Sus compañeros de videoclip... ¿No podía poner el listón más alto?

-Estoy muy contento con el vídeo, refleja la idea del disco y hay que saber reírse. Los cuatro somos una tertulia que quedamos para comer. Y un día les comenté que no me gustaban mis vídeos y que en el disco anterior los había evitado, pero que eso no se correspondía con la idea de arriesgar. Y se lo propuse.

-¿Quién ganará el Mundial, Uruguay o España?

-¡A ver si estamos cuando esto salga! [la entrevista se hizo el miércoles]. Hace cuatro años, en Vigo, mi concierto coincidía con el partido Uruguay-Alemania por el tercer puesto. No pude retrasar la actuación, salí con el ordenador y narré los últimos cinco minutos. Fue divertido porque alguien lo grabó y lo colgó en youtube y es un vídeo de los más vistos míos.