J. A. Bayona, el bajito de oro

Miguel Anxo Fernández

CULTURA

23 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Bajito en lo físico, pero enorme en talento. Nuestro cine tiene en Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975) a su propio rey Midas. Sumando las cifras de sus dos únicas películas, el resultado provoca escalofríos. Entre El orfanato y Lo imposible, son casi 70 millones de euros brutos en taquilla y más de 10 millones de espectadores, solamente en el mercado español. Ninguno de nuestros campeones -Segura (con su franquicia localista Torrente), Amenábar (que intentó rodar Ágora a la americana, y se dio un batacazo) y Almodóvar (camino de repetirse como la cebolla, pese a su sello de autor intacto)- pueden presumir de tanto con dos filmes en apenas cinco años. Naturalmente autores todos de estilos dispares, a los que Bayona les gana en dos cosas: rueda a la manera de Hollywood sin renunciar a un estilo personal en su género favorito, el fantástico. Cosa diferente es que ambos títulos, una vez vistos, resisten mal un segundo pase por lo ligados que están al suspense facilón. Pero ese cantar no toca aquí, ahora.

J. A. Bayona, alumno tardío (antes se hizo periodista profesional) de la Escola de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC), lidera a toda una generación de jóvenes cineastas, llamada a remover los cimientos del cine español. De las mencionadas aulas catalanas han salido otros directores con proyección de futuro, como son Guillem Morales, Kike Maíllo y el gallego Alejandro Marzoa, entre muchos otros. Llegan marcados por un patrón formal y narrativo, semejante al implantado por Bayona, que ya prepara un nuevo fantástico para el año próximo. Pero además el barcelonés se pondría al frente de toda una generación que, en torno a los treinta años, asoman con un estilo y unas maneras muy al margen de lo que fue el cine español de la democracia o, si se prefiere, cuando el siglo XX agonizaba.

Balagueró, Plaza, Cortés, Collet-Serra, Vigalondo, los hermanos Pastor, Paulo y alguno más, muestran predilección por el cine fantástico, el género preferido por el público más joven y en el que ellos mismos se han formado cuando eran espectadores en la agonía del siglo XX. Con el reconocimiento a la trayectoria de Bayona con dos películas, algún cortometraje, clips musicales y mucha publicidad a cuestas, cabe suponer que se premia también a quienes priorizan el cine-espectáculo y se esfuerzan por realizar otro pequeño milagro, recuperar público para las salas en tiempos de tanto desasosiego como los actuales. Porque esa es otra, sus películas son para la pantalla grande, y eso es de agradecer, aunque en el camino muchas de ellas parezcan haberse producido en California o en Texas? Cosas de la globalización audiovisual, amigos.