Coixet presenta en la Berlinale la incomestible «Ayer no termina nunca»

josé luis losa BERLÍN

CULTURA

Javier Cámara y Candela Peña en escenarios apocalípticos para hablar de dos crisis

11 feb 2013 . Actualizado a las 16:21 h.

En la sección oficial veo dos películas de mujeres que buscan un equilibrio emocional. Una se titula Gloria, que tiene detrás, en la producción, la astuta mano de los hermanos Larraín, que son casi los Weinstein chilenos. Es un one-woman show de su actriz Paulina García, un aparente desnudo integral de una dama que ha pasado de los sesenta pero lucha por encontrar un amor perdurable. En realidad, me parece epidérmica, complaciente, un punto irritante. Se celebró mucho. Tengo la certeza de que ganará premios aquí y de que la verán muchas glorias cuando se estrene.

La otra película, Vi + Flo vieron un oso, es un paso más en las apuestas de riesgo del canadiense Denis Côté, ganador por dos veces en Locarno. Habla de dos mujeres que buscan armar su relación en la soledad de un bosque. Me desasosiega, me atrapa. Además, nos devuelve a la portentosa Romane Bohringer, con la mirada de quienes han cruzado su propio infierno. El filme de Côté no busca complacer. No lo hace. Inquieta. Y golpea, saja cualquier esperanza. Es cine grande, condenado a no gustar. Perdurará.

Y en esto llegó Coixet. Lo suyo no es cine. Se supone que considera que en cuanto a discurso fílmico ya lo ha dicho todo, así que en Ayer no termina nunca propone algo así como un diálogo teatral. Javier Cámara y Candela Peña en escenarios apocalípticos para hablar de dos crisis: la de la expareja que ajusta cuentas cinco años después; y la crisis hispánica, con proclamas oportunistas, fuera de orden, casi obscenas. Del experimento Coixet, espasmódicamente ridículo, aún no me he recobrado.