Todas las caras del Códice

Xurxo Melchor / camilo franco SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

Quién es quién en el juicio por el robo de la mayor joya bibliográfica gallega

03 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Una joya patrimonial de valor casi incalculable, un robo que parecía una trama, una investigación larga y una recuperación con sorpresa. Códice Calixtino, mucho dinero, la catedral de Santiago y un robo que dio la vuelta al mundo. Con la instrucción finalizada y con un juicio a las puertas la historia del caso Calixtino tiene, cuando menos, definidos sus principales nombres.

El ladrón confeso

Manuel Fernández Castiñeiras. La detención de Manuel Fernández Castiñeiras y su posterior confesión como autor del robo del Códice fue más sorpresa para el público y los especialistas que para una parte del cabildo y la policía. Religioso y callado, la libertad con la que se movía por el interior de las dependencias de la catedral de Santiago, su relación con el entonces deán y la constancia con la que operaba, marcan una manera de ser que, cuando llegó la hora de los interrogatorios, se acentuó hasta que le preguntaron si el Códice estaba quemado. Para el ex deán, Fernández Castiñeiras era un buen cristiano, pero para la policía es un hombre muy tranquilo que fue capaz de disimular su robo y que encontró en la catedral un espacio a su medida para actuar.

El exdeán

José María Díaz Fernández. La figura del ya exdeán de la catedral ha llamado mucho la atención desde el momento mismo de la desaparición del Códice Calixtino. Su labor de años como archivero quedó ensombrecida de golpe por el robo del libro y después de que la policía sugiriese que la custodia del patrimonio catedralicio no era muy profesional. Sus relaciones con el autor confeso del robo son uno de los puntos claves de la historia puesto que, según algunas fuentes, el ladrón confeso fue durante muchos años un protegido del entonces archivero, alguien de su confianza a quien se había contratado casi por beneficencia y a quien el ex deán defendía. El que fue archivero de la catedral se sentía a gusto con los medios de comunicación pero, tras el robo y su recuperación, el Arzobispado de Santiago le pidió que se abstuviera de hablar con los medios. Los últimos cambios en el gobierno catedralicio sugieren que el anterior deán pudo haberse excedido en algunas atribuciones o que su en su mandato la administración de la catedral no fue todo lo diligente y cuidadosa que cabía esperar.

El juez

José Antonio Vázquez Taín. Experto en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, el magistrado ha tenido en el robo del Códice el caso más importante de su vida. Si este juez ya es conocido por involucrarse al máximo en las investigaciones de las que se hace cargo, en este caso echó el resto y fue para él casi una obsesión. Durante meses supo que Manuel Fernández Castiñeiras se había llevado el preciado libro, pero retrasó su detención por miedo a que la mayor joya bibliográfica gallega desapareciese para siempre. Cuando la situación ya no dio para más, decidió arriesgarse y firmó las órdenes de detención. La operación fue un éxito, pero la tensión fue tal que Vázquez Taín no pudo evitar gritar «lo hemos encontrado» y llorar cuando por fin sostuvo el Calixtino entre sus manos.

el policía

Antonio Tenorio Madrona. La experiencia policial y la determinación y constancia del inspector jefe de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional fueron vitales en la resolución de un caso que él mismo aseguró que ha sido el más importante de su carrera. No por la dificultad, pero sí por su repercusión internacional y por lo que estaba en juego. Tenorio se entendió a la perfección con Taín, formando un tándem fundamental para la resolución del caso.

la abogada

Carmen Ventoso Blanco. Con despacho en Vilagarcía, ha centrado su defensa en recurrirlo casi todo. Desde la declaración que hizo Fernández Castiñeiras porque asegura que el juez le hostigó hasta las grabaciones en las que el ladrón del Códice aparece desvalijando la caja fuerte de la catedral compostelana, porque sostiene que se incumplió con la ley de protección de datos. También exigió la libertad de su cliente, que solo se ha admitido cuando se ha concluido la instrucción del caso.

el fiscal

Antonio Roma Valdés. Experto en patrimonio y uno de los fiscales con mayor experiencia y nombre de Galicia, tiene fama de prudente y técnico. Su misión será demostrar que Manuel Fernández Castiñeiras, además del admitido robo del Códice Calixtino, también estuvo más de una década robando dinero de la caja fuerte de la catedral.

la mujer

María Remedios Nieto Mayo. La esposa de Fernández Castiñeiras está acusada de blanqueo de capitales y delitos contra la intimidad por la presunta utilización del dinero robado en la catedral de Santiago y por las cartas de vecinos y canónigos que les encontraron en su casa.

el hijo

Jesús Fernández Nieto. Se sentará en el banquillo por blanqueo de capitales. Asegura que no sabía nada del robo del libro por parte de su padre. En las redes sociales presumía de gozar de una buena posición.