Lorenzo Silva: «Estamos en tiempos de rebajas, que son los más creativos»

Rodri García BARCELONA / ENVIADO ESPECIAL

CULTURA

«Somos un país de complejidades», dice el autor de «La marca del meridiano»

17 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Extremoduro une a los ganadores del Planeta de este año. El brigada Bevilacqua, protagonista de La marca del meridiano, llevaba como sintonía de su móvil Estado policial, «pero ahora lo ha cambiado», decía ayer Lorenzo Silva, su creador, para detallar que ahora se ha pasado a Johnny Cash. Y La vida imaginaria, de Mara Torres, empieza con una estrofa de Dulce introducción al caos. La nueva historia de los investigadores de la Guardia Civil Rubén Belvilacqua y Virginia Chamorro, tendrá una tirada de 210.000 ejemplares y estará en las librerías el 6 de noviembre.

-¿Qué papel tiene esta nueva entrega dentro de la saga?

-Es la séptima y para mí es la mejor, la más completa. Bevilacqua y Chamorro han ido madurando y son un poco más idealistas, más filosóficos. En este caso tienen que resolver un crimen de una persona conocida, un exguardia civil que fue el maestro de Bevilacqua. Esto hace que tenga que ir de Madrid a Barcelona para investigar y para encontrarse con su pasado.

-¿El ministro Wert sabe que su hijos estudian en colegios catalanes?

-[Risas] Pues no lo sé, no tuve ocasión de decírselo. Pero yo tengo casa en Madrid y otra en Barcelona. Le debo mucho a Barcelona, porque allí encontré la mujer con la que vivo y fue donde me di a conocer como escritor, siendo finalista del Nadal. Al igual que a mi personaje, vivo en los dos lugares, que tienen muchas cosas en común y él tiene la frustración de esa falta de entendimiento por no entender matices, complejidades. Somos un país que a mí me gusta decir que tenemos complejidades. Nos falta vivirnos más los unos a los otros y visitarnos menos.

-¿Es posible vivirse con esta vida a toda velocidad?

-Es posible si uno quiere, está en nuestra mano si queremos hacerlo. Además, tomamos la parte por el todo. Cuando me hablan de que en Barcelona pasa tal cosa, pregunto: «¿De qué Barcelona me hablas, de las Ramblas o de la periferia?». En esta novela sale mucho Barcelona, pero los alrededores; cuando me dicen que en Madrid son todos fachas, les digo, «vente a una casa de comidas a Parla». Nos falta entrar en el tejido real de las ciudades y de las sociedades. Ahora mismo estamos en tiempos de rebajas, que son los más creativos. Con la abundancia se atrofia la creación.

-¿Para cuándo una relación amorosa entre estos investigadores?

-[Risas] No toca. De hecho, esta novela empieza con un choque entre ellos, una bronca muy fuerte porque Chamorro no entiende un asunto. Me gusta mucho el contacto con los lectores porque aportan cosas e incluso a veces hacen cambiar a los personajes. Hay un lector que me dijo que iba hacer una camiseta que dijese: «Quiero que me detenga la sargento Chamorro».